Partners03/01/2020

Las tecnologías postcosecha, una de las tecnologías más necesarias para evitar desperdicio alimentario

Orgullosos de contar con empresa valencianas, pioneras en el desarrollo de estas tecnologías que combaten los riesgos de la depreciación de frutos

Sabemos que los ingenieros agrónomos nos enfrentamos a uno de los retos más importantes para minimizar y reducir al máximo el desperdicio alimentario. Un desperdicio con unas consecuencias, además, importantes para el medioambiente; es un producto que se ha producido, con el correspondiente impacto que tiene cualquier actividad humana y no se ha conseguido finalmente consumir.

Nos sentimos orgullosos de contar con empresa como Fomesa Fruitech que gracias a su tecnología, además desarrollada en nuestra Comunitat, contribuye a minimizar al máximo estos riesgos

FOMESA Fruitech conoce de cerca y nos habla del control de podredumbres pedunculares en postcosecha de cítricos.

Los ingenieros agrónomos son los encargados de trabajar y adquirir mayor conocimiento de las podredumbres pedunculares, cuya finalidad es minimizar el daño que causa esta enfermedad, desarrollando estrategias que ayuden a combatirlas.

Una parte importante de las mermas comerciales que se dan en poscosecha por podredumbres tienen su origen en las heridas o microheridas que se dan en la zona peduncular por desprendimiento del cáliz del fruto. Un adecuado tratamiento ayuda a mantener una mayor frescura y un mejor aspecto general de la piel del fruto durante su vida poscosecha.

Las podredumbres pedunculares son propias de comienzos de campaña y se ven potenciadas los años en los que se dan elevadas precipitaciones combinadas con temperaturas altas en campo. Los agentes patógenos causantes de las podredumbres pedunculares de los cítricos son los hongos ‘Phomosis citri’ y ‘Diplodia natalensis’. La ‘Diplodia natalensis’ (‘Lasiodiplodia theobromae’), en concreto, tiene una temperatura óptima de desarrollo de aproximadamente 30ºC y crece rápidamente; en pocos días la fruta infectada se estropea completamente, aunque en los frutos se puede apreciar que el ataque fúngico se desarrolla inicialmente sobre la zona peduncular para luego extenderse por toda la superficie del fruto.

El fruto huele a agrio, en el albedo se desarrolla un micelio negro y la piel queda apergaminada. Este tipo de podredumbre produce un ablandamiento de la piel en la zona peduncular, así como de la pulpa subyacente, más tarde decolora la piel, y la zona afectada se vuelve de color marrón. El procesado en línea de estos frutos acelera el proceso de deterioro de los mismos.

Para el control de este tipo de podredumbres hay diferentes medidas a tomar en campo y en el almacén podemos atajar y prevenir su aparición mediante el uso en drencher de Sulfato de imazalil y de un fitorregulador (TPA) para fortalecer la zona calicina del fruto.