La Seguridad alimentaria bebe de la biología molecular
La Seguridad alimentaria no es un reto del futuro, sino una realidad, y en torno a ella debe estar muy presente la palabra ‘garantía’, con todos los protocolos especiales y medidas higiénicas de protección pertinentes. Si bien, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), considera fundamentales el acceso a los alimentos y el diseño de políticas destinadas a alcanzar la Seguridad alimentaria.
Cuando se habla de Seguridad alimentaria existe una palabra que va de su mano: la biotecnología. Si bien en las últimas décadas los hábitos del consumidor han evolucionado, apuntando a una mayor inquietud por saber qué comemos y una mayor preocupación por la nutrición y la salud, los agricultores y las empresas alimentarias se han visto inmersas en la necesidad de evolucionar y adaptarse a tales necesidades. Un contexto donde la biotecnología desempeña un papel destacado, traduciéndose en una apuesta clara por hacer frente a todos estos retos que nos presenta la sociedad.
Conscientes de que la Seguridad alimentaria no es algo estático, sino que está en constante evolución. Hoy día, gracias a la tecnología disponible que tenemos a nuestro alcance en el campo de biología molecular somos capaces de:
- Conocer las interacciones que se establecen entre la planta y su entorno.
- Ver cómo reacciona una planta frente a un patógeno o ante el stress abiótico.
- Cuáles son los mecanismos que la planta utiliza para defenderse y ayudarle a superarlo con éxito.
Garantizar el fruto del mañana, es por tanto un objetivo para LIDA Plant Research más allá de la protección del cultivo, ya que produce efectos fisiológicos positivos en la planta, como mayor vitalidad, más producción y calidad de cosecha.
Rentabilidad para el agricultor
Para terminar, los bioestimulantes son una herramienta básica para la gestión integrada, menos dependiente de tratamientos químicos, lo que permite una mayor comercialización de la producción libre de residuos y por tanto una mayor rentabilidad para el agricultor. Un compromiso que desde LIDA están atendiendo a nivel mundial, especialmente a aquellos países de menos recursos y con enorme potencial agronómico.