“La agricultura cree firmemente en la I+D+i como vía de prosperidad del sector”
Pere Antoni Gost es, actualmente, el colegiado más joven del COIAL. A sus 25 años ya forma parte de un equipo de la Universitat de les Illes Balers que investiga métodos de control de la xylella fastidiosa, la bacteria que castiga a más de 300 especies vegetales y que llegó a España hace un par de años. Cree firmemente en la I+D+i, concepto que introduce varias veces en la entrevista, y alaba la actitud de los agricultores, el primer eslabón de la cadena. Y nos encarga que entrevistemos a un ingeniero agrónomo experto en investigación para saber más sobre su sector de trabajo.
¿Por qué escogiste esta carrera?
Desde pequeño me apasionaban la tecnología, la mecánica y el medio ambiente, y era la carrera que mejor aglutina estas áreas. En mi casa tenían claro que estudiaría ingeniería. Solo me faltaba decidir cuál de ellas, y me incliné por la agronómica.
¿La carrera resultó como te esperabas?
Más o menos como esperaba. Me gradué en 2018, acabé el máster habilitante en 2020 y actualmente estoy con el doctorado. Di mis primeros pasos profesionales durante la carrera, trabajando durante las vacaciones de verano en Tallamunt, una empresa dedicada al sector agro-forestal, pegado al terreno. Actualmente les presto servicios ocasionales, ahora ya como ingeniero.
¿Cómo fueron tus primeros pasos profesionales?
Al terminar el grado surgieron becas de investigación aplicada, financiadas por el Govern Balear, que me permitieron incorporarme a la UIB como investigador a media jornada mientras cursaba el máster habilitante. Después me incorporé a jornada completa. A nivel de investigación empecé como alumno colaborador durante el grado con el catedrático de química analítica Manel Miró Lladó, desarrollando placas impresas en 3D para análisis de flujo.
Actualmente hago investigación aplicada al conocimiento y desarrollo de métodos de control de la bacteria fitopatógena de cuarentena xylella fastidiosa. Estoy a cargo del doctor ingeniero agrónomo Josep Cifre y los doctores biólogos Jaume Vadell y Catalina Cabot. Trabajamos mano con mano con la Conselleria de Agricultura y Pesca y el departamento de Microbiología de la UIB. Las investigaciones van por buen camino y tengo la esperanza de que los resultados sean aplicables en los próximos años.
¿Te ves para siempre en este sector o te gustaría probar en otros?
Me han surgido ofertas de otros sectores en Mallorca, y a veces a nivel económico más apetecibles. Supongo que prestando servicios como agrónomo en la empresa privada ganaría más. No obstante, si se cuenta una remuneración global, me apasiona lo que hago día a día y me llena como persona el poder contribuir a la mejora de la agricultura o I+D+i del sector. Es una nómina difícil de igualar.
¿Es tan precaria la situación de la investigación como nos lo pintan?
Es un sector un poco débil. Durante estos meses, mucha gente ha abierto los ojos para invertir en investigación. El gran reto de la agricultura es el cambio climático. La investigación privada debe tener muchos fondos, porque al final en la agricultura no se queda dinero pero mueve mucho dinero: fitosanitarios, biotecnología… Pero no se debe dejar de lado la investigación pública. Las vacunas utilizan investigación de base desarrollada desde el sector público. Es una inversión a largo plazo. En el caso de la xylella no nos podemos quejar, ya que el Govern Balear ha destinado fondos que han sido recaudados gracias al Impuesto del Turismo Sostenible.
¿Qué es lo que más valoras de tu trabajo?
Valoro sobre todo la predisposición de los agricultores a colaborar y a ayudar en lo posible en las investigaciones que se llevan a cabo en campo. Eso demuestra que es un sector que cree firmemente en la innovación y desarrollo como vía de prosperidad del sector, cosa que difícilmente se puede conseguir si los márgenes de beneficio son bajos. Lo segundo que más valoro es poder trabajar con equipos multidisciplinares codo con codo: ingenieros, microbiólogos, edafólogos, entomólogos o agricultores. Cada uno aporta su visión, diferente pero igual de importante, cosa que permite desarrollar soluciones eficientes para problemas complejos.
¿Qué te preocupa más del sector agoalimentario?
Mi preocupación sobre el sector no viene dada ni por la producción ni por la calidad. Somos muy buenos produciendo, no tenemos nada que envidiar a otros países; el problema viene dado por ser el eslabón mas débil en la cadena de producción y por los bajos márgenes de ganancia del agricultor, lo cual le lleva a estar siempre en la cuerda floja. Y estar constantemente en la cuerda floja hace que seamos un sector con una baja resiliencia, cosa que no combina demasiado bien con los grandes cambios y desafíos que la agricultura se verá obligada a enfrentar en los próximos años: desde a la adaptación al cambio climático a cómo combatir sequías y controlar nuevas plagas y enfermedades y a adaptarnos a producir con menos recursos y con menor impacto medioambiental.
¿Por qué te colegiaste?
Me colegié por dos motivos: el primero porque me lo recomendaron dos ingenieros agrónomos a los que valoro a nivel personal y profesional: el doctor Josep Cifre (jefe actual y exprofesor) y Omar Beidas (Jefe de sección del Servicio de Agricultura de la Conselleria, antiguo delegado del colegio en Baleares y exprofesor. El objetivo es estar al día de lo que ocurre en el sector, y estar en contacto con los del gremio. Y el segundo es porque para prestar servicios ocasionales a la empresa privada resulta de gran utilidad, además de tener un respaldo detrás de ti.
¿Qué esperas del futuro y de la profesión?
Somos lo que comemos, y nuestro sector es el que alimenta a la población: si el sector falla, el país falla. Al igual que estos días la pandemia ha abierto los ojos a muchos de la necesidad de invertir en ciencia, y que la ciencia y la innovación son las que nos sacarán de este apuro, cabe tener muy en cuenta que vendrán más apuros y que entre otros problemas, el cambio climático ya está aquí y será el gran reto para la agricultura. La única salida, al igual que la de la pandemia, es el I+d+i. A nivel carrera personal se ha de ser realista: difícilmente habrá financiación para siempre (ojalá me equivoque), porque es difícil dedicarse a la investigación, pero mientras la haya se hará lo mejor que uno pueda. Nadie me puede quitar lo aprendido desarrollando estas tareas y la gratitud que uno se lleva casa día a día por el trabajo realizado.
¿De quién te gustaría leer una entrevista en la web del COIAL?
Me gustaría saber la opinión de algún agrónomo dedicado a la investigación y su visión actual y futura del sector.