“La agricultura de precisión y la biotecnología agrícola son dos de los sectores con más futuro para nuestra profesión”
Roberto Mondéjar es un ingeniero agrónomo valenciano que trabaja en México. Desarrolla proyectos científicos dirigidos al sector agroalimentario. Utiliza la biología molecular en tecnologías de diagnóstico y desarrolla ensayos de detección de patógenos, enfermedades o marcadores genéticos de interés. Se trasladó a ese país americano porque su esposa, también investigadora, tuvo una oferta para hacer una estancia profesional allí. No se lo pensaron y se lanzaron a una aventura cuya duración prevista era de dos años. Ya llevan una década allí, se han adaptado perfectamente y ambos viven un buen momento profesional.
¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros agrónomos?
Creo que hay un grupo numeroso de personas que aún no está familiarizado con la labor de los ingenieros agrónomos o que tienen una idea vaga de las actividades que realizamos, en ocasiones basadas en ciertos estereotipos. También me ha sorprendido encontrar en el ámbito laboral una falta de conocimiento sobre la amplitud de disciplinas que abarca nuestro perfil profesional. Por otro lado, en personas con mayor implicación o conocimiento del ámbito agrícola, creo que se valora la figura del ingeniero agrónomo de manera muy positiva, como un profesional que trabaja eficazmente para mejorar la productividad y la sostenibilidad de los sistemas agrícolas.
¿Cuáles cree que son las claves del éxito en nuestra profesión?
Contamos con una formación multidisciplinar que permite aplicar estos conocimientos de forma relevante en distintas actividades y contextos. Esto nos facilita tener una visión amplia de los procesos en que participamos y aumenta nuestra capacidad de resolución de problemas y de adaptación. En conjunto, estas características hacen que seamos un elemento valioso en equipos de trabajo y tengamos un perfil profesional de interés para la industria.
La gestión sostenible de los recursos naturales es un concepto en el que estamos especialmente implicados y del que recuerdo que ya nos hacían especial énfasis durante la formación universitaria
¿Cómo se ha conseguido ganar la confianza de los ciudadanos?
Básicamente, a base de compromiso y trabajo constante. Siendo sensible a las problemáticas que afectan al sector agroalimentario y a la sociedad en general. Como profesionales, afrontamos el reto de aportar soluciones técnicas y científicas que garanticen el abasto de alimentos con una gestión responsable de los recursos naturales.
¿Qué hemos aportado a la sociedad a lo largo de las últimas décadas?
Algunas de las aportaciones que se me ocurren van en la línea del desarrollo de tecnologías y prácticas agrícolas más eficientes en la producción y que han contribuido a la mejora de la calidad y la seguridad alimentaria a nivel mundial. Además, creo que estas aportaciones han tenido en consideración un aspecto fundamental como es la gestión sostenible de los recursos naturales, un concepto en el que estamos especialmente implicados y del que recuerdo que ya nos hacían especial énfasis en mi formación universitaria hace ya… dejémoslo en “muchos años”.
Trabajamos en distintas líneas que abarcan desde los ensayos de detección de patógenos, enfermedades o marcadores genéticos de interés hasta plataformas de análisis de uso en campo
Trabajaste diez años en España tras salir de la universidad y ahora llevas casi otra década trabajando en México. ¿Qué te empujó a marcharte a ejercer la ingeniería agronómica a ese país?
En mi caso fue una decisión familiar. Mi esposa, que también es investigadora, tenía la oferta de realizar una estancia profesional interesante en México y tomamos la decisión de “lanzarnos a la aventura”. En España, la mayor parte de mi vida profesional estuvo relacionada con el desarrollo de proyectos de investigación con financiación pública, pero con estrecha relación con empresas, así que siempre estuve interesado en el sector privado. Una vez en México, vi la oportunidad de enfocarme en este sector y tuve la suerte de trabajar en distintas empresas del sector biotecnológico. De ahí nos fuimos asentando laboral y personalmente, de modo que lo que iban a ser dos años ya se han convertido en una década viviendo aquí.
Después de trabajar varios años en empresas de innovación biotecnológica en México ahora trabajas en ITRASIG, un instituto de investigación privado mexicano. ¿Qué te ha llevado allí y cuáles son vuestros objetivos?
En realidad, ITRASIG (Instituto Traslacional de Singularidad Genómica) surge como una propuesta, dentro del grupo empresarial en el que he estado trabajando durante los últimos años, para crear este instituto de investigación científica privada en vinculación con el sector público y empresarial para la realización de proyectos científicos con impacto social. Tuve la suerte de que me ofrecieran participar como investigador aportando mi experiencia en el sector agroalimentario y digamos que, de alguna manera, he completado el círculo hacia la relación con el sector público, pero ahora desde el ámbito privado. Nuestros objetivos son generar innovación científica y tecnológica a través de diferentes líneas de investigación en salud humana, agricultura y alimentación y fomentar su aplicación mediante la vinculación y la colaboración con instituciones públicas y empresariales, y el trabajo con los beneficiarios de estas innovaciones.
Hemos desarrollado un ensayo de detección de marcadores moleculares asociados a caracteres productivos en ganado vacuno, sencillo de interpretar y económico, pensado para que pequeños productores del norte del país puedan evaluar sus hatos completos
¿En qué consiste el trabajo que desarrollas en ITRASIG?
De manera resumida, en el desarrollo de proyectos científico dirigidos al sector agroalimentario, enfocados al uso de la biología molecular en tecnologías de diagnóstico. Trabajamos en distintas líneas que abarcan desde los ensayos de detección de patógenos, enfermedades o marcadores genéticos de interés hasta plataformas de análisis de uso en campo. Actualmente, también estoy a cargo de un nuevo proyecto, un laboratorio de desarrollo de estándares de referencia para las pruebas moleculares, que es un elemento primordial para garantizar la validez de este tipo de pruebas pero que hasta el momento no ha estado lo suficientemente desarrollado en México.
¿Qué sectores o nichos de mercado se benefician de vuestro trabajo?
Los proyectos que estamos desarrollando abarcan desde salud humana, agricultura o ganadería, incluyendo la seguridad alimentaria. En lo referente al sector agrícola y ganadero, buscamos que nuestro trabajo sea directamente aprovechable por pequeños productores o empresas, que puedan hacer uso de las tecnologías adaptadas a sus necesidades y a costes razonables. Por poner un ejemplo, hemos desarrollado un ensayo de detección de marcadores moleculares asociados a caracteres productivos en ganado vacuno, sencillo de interpretar y económico, pensado para que pequeños productores del norte del país puedan evaluar sus hatos completos y les permita aumentar su competitividad.
Hay que trabajar con las instituciones para establecer marcos regulatorios claros y eficaces y buscar su apoyo en la promoción de la investigación y el acceso a las tecnologías
¿En qué nivel se encuentra México con respecto a España y otros países en innovación biotecnológica?
Mi impresión es que México ha avanzado mucho en la investigación y el desarrollo de la biotecnología en las últimas décadas. La capacidad y el talento están ahí y se reflejan en los avances ya conseguidos. Lo que se busca es que el desarrollo y aplicación de las innovaciones todavía tenga un mayor impulso a través de la inversión tanto pública como privada en investigación y desarrollo, infraestructura y recursos humanos especializados.
¿Cómo habrá cambiado la agricultura dentro de una década con la aplicación del resultado del trabajo que desarrolláis las empresas e instituciones de la innovación biotecnológica?
Creo que estamos contribuyendo a un futuro con modelos productivos cada vez más sostenibles, que se apoyen en una agricultura más precisa gracias a la aplicación de las innovaciones que se van generando. Pero para ello, también se debe considerar en este tiempo el trabajo con las instituciones para establecer marcos regulatorios claros y eficaces y buscar su apoyo en la promoción de la investigación y el acceso a las tecnologías.
Creo que estamos contribuyendo a un futuro con modelos productivos cada vez más sostenibles, que se apoyen en una agricultura más precisa gracias a la aplicación de las innovaciones que se van generando
El ingeniero agrónomo comercial es un perfil que el mercado demanda cada vez más. ¿Crees que esta tendencia irá al alza?
Entiendo que sí. Lo que también considero, basándome en mi propia experiencia, es que, independientemente del ámbito de trabajo, saber combinar las habilidades técnicas con las comerciales y de negociación aporta valor a nuestro perfil profesional para las empresas y organizaciones relacionadas con la agricultura y la agroindustria. En mi caso he tenido sobre todo implicación en ámbitos con mayor peso técnico, pero igualmente he comprobado la importancia de saber entender las necesidades de los clientes o usuarios potenciales de nuestra actividad para ofrecer el asesoramiento adecuado, detectar oportunidades de negocio y para diseñar y ejecutar estrategias efectivas de trabajo.
¿Cómo definiría la evolución que ha experimentado nuestra profesión en las últimas décadas?
La definiría con una característica muy asociada a la figura del ingeniero agrónomo: la adaptación a los cambios y los desafíos del sector. En este sentido, creo que hemos sabido incorporar los avances tecnológicos y científicos en lo formativo y en lo profesional, promoviendo un enfoque más integral y sostenible en la producción agrícola, así como en áreas novedosas relacionadas con este sector.
México ha avanzado mucho en la investigación y el desarrollo de la biotecnología en las últimas décadas. La capacidad y el talento están ahí y se reflejan en los avances ya conseguidos
¿Qué amenazas/retos acechan a la profesión?
Más que amenazas, prefiero hablar en términos de retos y oportunidades. Por un lado, el reto del cambio climático para el que debemos estar preparados y saber ofrecer las soluciones que estén en nuestra mano o ideemos para paliar sus efectos preservando la biodiversidad. Por otro, la implementación necesaria de nuevas tecnologías como la ciencia de datos o la inteligencia artificial nos lleva a requerir de un nivel más alto de capacitación para aprovecharlas convenientemente. Y desde una dimensión social, fomentar el compromiso con el desarrollo rural para revertir la despoblación del campo y el abandono de la actividad agrícola y ganadera.
¿Cuáles son los sectores de futuro para los ingenieros agrónomos?
En términos generales aquellos relacionados con la sostenibilidad, la eficiencia en el uso de los recursos y la aplicación de nuevas tecnologías. Considerando esta idea y si tuviera que concretarla en dos sectores, creo que serían la agricultura de precisión a través del desarrollo y el uso de nuevas tecnologías para la captura y análisis de datos que permitan usar la información para tomar mejores decisiones, y la biotecnología agrícola como medio de ofrecer soluciones innovadoras para mejorar la producción y hacer frente a los retos del cambio climático y la seguridad alimentaria