Nuestro partner OXIFUCH-Sewervac implanta un sistema pionero de tratamiento de olores para aguas residuales en Valencia
El sulfuro de hidrógeno (H2S) es un gas que emiten las aguas residuales y en condiciones de falta de oxígeno. En estas aguas se encuentran los sulfatos S04, que cuando entran en condiciones anaeróbicas se convierten en sulfuro disuelto en agua o lo que llamamos ion sulfuro, es decir, S2, que cuando se une a los protones y por consiguiente al H+, se convierte en sulfhídrico en el agua, que a su vez al pasar a gas se convertirá en H2S o sulfuro de hidrogeno. El H2S es el gas que tiene un olor muy característico, como de huevo podrido, que en altas acumulaciones es tóxico y que puede poner en peligro la vida de los operarios de los sistemas de alcantarillado si no ventilan adecuadamente los lugares donde se genera”, explica Ricardo Mateos, director general de Oxifuch-Sewervac.
Pero la reacción del ion sulfuro puede ir más allá del H2S, circunstancia que es la que realmente genera problemas en las redes de alcantarillado. “Cuando se reoxida, el H2S se convierte en H2S04, es decir, en ácido sulfúrico. Y es este ácido sulfúrico el que tiene capacidad para corroer hormigones, los elementos metálicos existentes en las redes de aguas residuales, como tuberías, compuertas o tapas de alcantarilla”, advierte Mateos.
Aunque este problema se puede generar con aguas anaeróbicas, lo habitual es que la causa sea el propio diseño de la infraestructura y sus tiempos de retención. Según el director general de Oxifuch- Sewervac, “en el 90% de los casos, es del propio diseño hidráulico de la red de alcantarillado la que genera estos problemas. Por tanto, se hace necesario actuar en las zonas donde existe una deficiencia de oxígeno, que es donde se generan estos gases perjudiciales”.
El Ayuntamiento de Valencia, pionero en combatir la corrosión y los olores
Para evitar este problema, Oxifuch-Sewervac dispone de un sistema que combina varias herramientas: microburbujas Oxifuch, tiempos de retención y activación de la microburbuja con programación para evitar cavitaciones en las tuberías de impulsión. Y el Ayuntamiento de Valencia ha decidido implementarlo en una zona de su sistema de alcantarillado. “Se ha instalado en las cántaras de dos bombeos, que es donde se acumula el agua antes de bombearla y donde se puede actuar. Hemos diseñado unos volúmenes de microburbuja en relación a los metros cúbicos de agua residual almacenada. Con el rozamiento de la microburbuja conseguimos transferir oxígeno desde el aire al agua, donde queda diluido. De esta manera evitamos la reacción química que genera el H2S”, ilustra Ricardo Mateos.
De momento, el sistema, que alarga la vida de las instalaciones, se ha instalado en una zona que da servicio a las cuatro torres que hay en la V-30. A partir de los resultados generados, el ayuntamiento irá decidiendo dónde tiene problemas y dónde lo quiere instalar.