12/03/2018

[Campaña Cítricos] «En la provincia de Castellón hemos tenido una campaña de clementinas razonablemente buena» Vicente Tejedo

La provincia de Castellón, cuya producción está centrada en las variedades del grupo mandarina, que supone más del 80 por ciento del total de la cosecha de cítricos, ha iniciado la campaña 2017/18 razonablemente bien. Así lo relata Vicente Tejedo, doctor ingeniero agrónomo, jefe de sección de citricultura del servicio de transferencia de tecnología y ex director general de calidad ambiental, además de un gran conocedor del campo de Castellón: «La excelente climatología del otoño y el invierno, ha propiciado una campaña redonda, la fruta ha presentado un excelente equilibrio entre acidez y azúcares, y gran calidad organoléptica. Las condiciones climatológicas han acompañado de manera decisiva». Gracias a esta conjunción de factores, la campaña de clementinas se podría calificar como buena. La demanda de clementinas desde Europa ha sido constante y elevada, señala, ahora es el turno de la Hernandina, la Ortanique, Tango, Orri y Nadorcott, las más tardías, ya que la Clemenules prácticamente ha finalizado su comercialización». Tejedo estima que en la provincia de Castellón la cosecha ha sido un 25-30% inferior a la campaña pasada.

La recolección es más tardía en la provincia de Castellón que en la de Valencia. Como en el resto del campo valenciano, la merma se ha situado entre el 25 y el 30% con respecto al año pasado. Tejedo recuerda las condiciones de la campaña pasada: «La cosecha fue abundante (en Castellón 790.350 t) y la pluviometría de finales de noviembre y diciembre provocaron la alteración denominada pixat, la elevada humedad junto a esta alteración de la piel, hizo que se pudriera la fruta en el árbol». La comercialización finalizó antes de tiempo. Por razones económicas, el agricultor no pudo tirar la fruta del árbol, ésta se mantuvo en el árbol hasta en inicio de la poda, lo que provocó una merma de cosecha en la campaña actual. Si contamos las pérdidas económicas de la campaña pasada y la escasez de cosecha de ésta, se podría afirmar que, aunque los precios en campo han sido razonablemente buenos, las pérdidas de la campaña 2016/17 no han sido compensadas con los ingresos de la presente campaña».

Hay nuevas variedades que están llamadas a sustituir a algunas de las actuales. Frente a la Hernandina, que presenta problemas de calibre y acidez, o la clementina Fina, que prácticamente ha desaparecido, hay nuevas variedades como la Neufina, desarrollada en el IVIA, de recolección tardía (enero y primera quincena de febrero) que puede permitir la reducción de presión comercial de la Clemenules en la provincia de Castellón y puede ser rentable para el agricultor. También la variedad Murina, de recolección más tardía (febrero-marzo), obtenida también en el IVIA, puede permitir a los pequeños productores de cítricos tener una variedad tardía de mandarina y no tener que pagar la barbaridad que piden por cultivar Nadorcott, Orri o Tango: «Eso queda para los grandes productores con capacidad para invertir», explica Tejedo.

Este doctor ingeniero agrónomo lamenta que estén desapareciendo cooperativas en la provincia de Castellón. «Por una gestión deficiente, algunas cooperativas dejan de ser operativas y están siendo absorbidas por otras. En Burriana había dos, algo que desde el punto de vista comercial no era muy aconsejable, y las dos desaparecieron». Tejedo defiende la existencia de estas entidades: «Es muy importante el sistema cooperativo. Y funcionaría muy bien si muchas de ellas profesionalizaran la gestión. Una empresa agrícola ha de luchar por el socio productor y tener gerentes lo más profesionales posible para que las cosas se hagan bien. De todas formas, el mercado pone a cada uno en su sitio, también hay empresas de comercialización privadas que han desaparecido».

Finalmente, Tejedo se muestra optimista de cara al futuro. «La citricultura en la Comunitat Valenciana y particularmente en la provincia Castellón es un activo económico muy importante. Somos capaces de producir cítricos de calidad y disponemos de variedades que nos permiten competir con otras zonas productivas. Con una conveniente reconversión varietal que permita reducir la presión de la Clemenules y cultivando de forma más sostenible, conseguiremos tener una citricultura valenciana más competitiva y con mayor valor añadido, lo que implicará una mayor rentabilidad para el productor».