Agricultura de residuo cero: la tercera vía que se consolida para añadir valor a las producciones
- La agricultura de residuo cero se ha ganado su espacio entre lo convencional y lo ecológico.
Nuestro partner Seipasa es un ejemplo de compañía que abandera la agricultura de residuo cero. Está especializada en la investigación y desarrollo de tratamientos de origen botánico y microbiológico para mejorar la salud de los cultivos; en este artículo nos da las claves de por qué apostar por este tipo de agricultura conociendo sus ventajas.
Estrategia. Ese es el término clave que sostiene las bases de la agricultura de residuo cero o libre de residuos fitosanitarios. La normativa europea (Reglamento UE 396/2005) coloca el límite en 0,01 ppm (partes por millón) para que un alimento esté libre de residuos. Es decir, cualquier materia activa analizada debe estar por debajo de 0,01 ppm. Para cumplir con ese objetivo, el productor necesita disponer de una sólida estrategia y planificación, además de seleccionar las herramientas adecuadas que le ayuden a producir frutas, hortalizas y cereales libres de residuos al final de la cosecha.
En un mercado que premia el cero, y que lo utiliza como reclamo para convencer al consumidor (0 azúcar, 0% materia grasa, 0 emisiones…), la agricultura de residuo cero se ha ganado su espacio como una tercera vía entre lo convencional y lo ecológico.
La agricultura ecológica no contempla entre sus herramientas los tratamientos de síntesis química y solo permite las soluciones de origen natural autorizadas por las entidades certificadoras. A su lado, la agricultura cero residuos se basa en una asociación de herramientas (soluciones de origen biológico combinadas con tratamientos de síntesis química cuando es necesario) que, aplicadas de forma adecuada, bajo una supervisión técnica y dentro de un protocolo de actuación, permiten llegar al objetivo final de una cosecha libre de residuos.
“La clave está en la estrategia y en poner en manos del agricultor las herramientas que le ofrece la gestión integrada de plagas”, asegura Javier Nácher, director técnico de Seipasa.
Tecnología aplicada a la agricultura
“La agricultura de residuo 0 es una agricultura tecnológicamente avanzada que parte de la racionalización en el uso de fitosanitarios. Se trata de algo fundamental para mejorar la calidad y rentabilidad de los cultivos, reducir la aparición de resistencias y avanzar hacia el respeto del entorno. Lo que propone al agricultor es reducir el número de tratamientos fitosanitarios de síntesis química y reemplazarlos por aplicaciones basadas en tratamientos biológicos a partir de soluciones debidamente registradas y certificadas. Todo ello, complementado con medidas culturales y con el apoyo de los organismos beneficiosos de lucha biológica”, afirma Nácher.
Seipasa, junto con la Universidad de Zaragoza y el estándar voluntario de Zerya, ha participado en el proyecto LIFE+ Cero Residuos, del que ha salido un método de producción libre de residuos de pesticidas para la fruta de hueso.
En la agricultura de residuo 0 son determinantes la disciplina y el control permanente del estado fitosanitario del cultivo para llegar al objetivo de una cosecha final libre de residuos. El resultado final debe ser validado y supervisado por parte de alguna de las entidades certificadoras independientes que existen.
Ventajas para productores, retailers y consumidores
Llegados a este punto, la pregunta que cabe formularse es por qué apostar por la agricultura cero residuos y cuáles son sus ventajas en el mercado. La respuesta se puede abordar desde varios puntos de vista, casi tantos como eslabones componen la cadena de producción. Para los productores, la agricultura de residuo cero conlleva una apuesta por la diferenciación, es decir colocar sus frutas, hortalizas o cereales en una posición paralela a la del producto ecológico y destacada frente al convencional.
Desde el punto de vista de la regulación, la legislación europea es cada vez más estricta en cuanto al uso de materias activas que dan origen a productos de síntesis química. Cada año hay menos fitosanitarios disponibles debido a la revisión de materias activas que realiza la Comisión Europea. Para los productores, esto implica un cambio de paradigma. Muchas de las herramientas que venían utilizando dejan de estar disponibles y necesitan buscar alternativas registradas en el terreno de los tratamientos de base biológica: bioinsecticidas, biofungicidas y bioestimulantes.
Para la distribución, la agricultura de residuo cero ofrece garantías de seguridad y confianza. Las grandes cadenas conocen los riesgos de las alertas alimentarias desde el punto de vista de las ventas y, especialmente, de la reputación.
Algunos retailers como Alcampo han llegado a desarrollar su propio sello para garantizar que las frutas y hortalizas de sus lineales están cultivadas de forma sostenible, con aplicaciones mínimas de productos químicos en el cultivo y ninguna en post recolección. Su sello de producto ‘sin residuos de pesticidas’ acredita que en el momento de la recolección no hay ningún resto de tratamientos fitosanitarios, algo que verifican a través de un análisis que abarca un total de 385 materias activas.
Más allá de los LMRs
El objetivo de estas políticas que aplica la gran distribución es ir más allá de la legislación y ser todavía más riguroso y estricto de lo que ésta marca en cuanto a los LMRs, es decir los límites máximos de residuos permitidos en alimentos.
El punto de vista de los consumidores es el último que se aborda, pero no por ello el menos importante. La agricultura se mueve hacia unos estándares de elevada responsabilidad y eficiencia. En este tránsito hacia una agricultura socioambiental, la agricultura de residuo cero aporta las herramientas para producir alimentos sanos y saludables para los consumidores, seguros para la salud de los trabajadores agrícolas y respetuosos con el medio ambiente.
De esta manera, el producto sin residuos se abre camino como una tercera vía paralela a la agricultura ecológica y con un elevado componente de valor añadido y diferencial para productores, cadenas de distribución y consumidores finales.