El modelo actual de licitación pública devalúa la ingeniería española y disuade a los jóvenes de optar por estas profesiones
El panorama no es nada halagüeño. El sistema de licitaciones públicas que prima en la Administración Pública española está degradando el papel de la ingeniería. Una de las consecuencias más dramáticas de esta circunstancia, que está cada día más arraigada, es la falta de vocaciones para prestar estos servicios de ingeniería, ya que los alumnos optan por dedicaciones con mejores retribuciones, problema que se transmite aguas abajo hasta llegar a los estudiantes de bachillerato, que perciben que el esfuerzo/responsabilidad/beneficio de optar por una ingeniería no es tan interesante, lo que se traduce en una alarmante falta de alumnos.
Es la principal conclusión a que han llegado los participantes en la mesa redonda Problemática de la licitación de los servicios de ingeniería y arquitectura en el V Simposio Nacional sobre Buenas Prácticas en la Contratación Pública, coorganizado por FECOVAL, CIES, Global Omnium, Valencia Port, el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Comunitat Valenciana y nosotros, el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante. En la mesa ha intervenido el vicedecano del COIAL, Jesús Paniagua, que ha utilizado la palabra “devaluación” para definir de manera esquemática la situación que atraviesa la ingeniería de proyectos orientada a la obra pública ante la política de licitaciones que siguen las diferentes administraciones del Estado Español. Le han acompañado en la mesa tres ingenieros de caminos, canales y puertos: el vicepresidente de Ingenieros Consultores, S.A., Francisco Martínez, el director general de Intercontrol, Pascual Abad, y la vicedecana del CICCP-CV, Carmen Castro, quien ha actuado como moderadora.
Bajadas de hasta un 40 % en la valoración económica
Como ha subrayado Paniagua, “una de las causas de esta devaluación o degradación de la profesión es la tipología de las licitaciones públicas de proyectos de ingeniería es que se plantea como una subasta en la que la rebaja en el precio pesa prácticamente lo mismo o incluso más que la propuesta técnica, por lo que las ingenierías se ven obligadas a rebajar considerablemente su propuesta económica”. Evidentemente, estas bajadas se traducen en una renuncia a la excelencia y repercuten en la calidad de los proyectos y en las retribuciones a los ingenieros.
Y si la falta de retribuciones atractivas de los ingenieros frena a los estudiantes, Paniagua recuerda que la situación se ve agravada por los baremos que impone la Administración y que no tienen que ver con la bajada de precios: “A la hora de valorar a las ingenierías, las licitaciones no premian las capacidades acreditadas de los ingenieros, sino los años de experiencia, lo que supone otro factor de freno para el acceso de los jóvenes al mercado profesional de la ingeniería”.
El resultado: los ingenieros españoles somos de los peor pagados de Europa. “No hay que mirar muy lejos, en Francia o Alemania los ingenieros gozan de unos ingresos muy superiores a los nuestros”, se lamenta Paniagua, que pone de relieve un dato que hiela la sangre: “Hace 20 años, el 16 % de la población universitaria española estudiaba una ingeniería. Pues bien, en la actualidad, ese porcentaje se sitúa en el 10 %”. Las consecuencias vamos a empezar a sufrirlas en breve: “Nos esperan dos décadas de carencia de ingenieros en España”, concluye el vicedecano del COIAL.
“Somos los grandes ignorados”
Pascual Abad lo tiene claro: “Somos los grandes ignorados y los más castigados. No se reconoce a la ingeniería, pero somos el primer agente de la construcción: todo empieza con un proyecto. Se detecta una gran ignorancia en la redacción de los pliegos. No se sabe cuánto trabajo se está licitando en un pliego ni cuánto vale ni cuántas horas son necesarias. Y este problema no deja de ser el uno o el dos por ciento del presupuesto total de un proyecto. Hacemos un trabajo intelectual y parece mentira que a estas alturas aún estemos discutiendo eso”. Para Abad, el sistema de subasta es muy nocivo: “Que haya administraciones que liciten y den valor solo a la subasta es una ignorancia que incide absolutamente en la degradación de nuestras profesiones. Es increíble que en España un fontanero cobre a 40 euros la hora y que, a un ingeniero, según los baremos de las licitaciones, haya que pagarle 12”.
Hay países en los que no se licita a la baja
Francisco Martínez aportaba un dato muy importante al debate, que demuestran que otro sistema es posible: “Colombia tiene un ordenamiento jurídico muy similar o mejor que el español en cuanto a garantías procesales. Pero allí no admiten ningún tipo de baja en las licitaciones: todas las empresas licitan por el mismo valor, y son el currículum de cada una de ellas y la calidad del proyecto los factores que deciden quien lo ejecuta, y eso evita luchas sangrientas. Es un modelo impensable en España, pero funciona bien en otros países. Yo pido a las administraciones por favor que lo mediten”. Además, Martínez ha pedido “algo más de flexibilidad en los criterios de valoración de ofertas y que no se evalúe sólo el aspecto formal, sino que los técnicos sean capaces de leer entre líneas y tengan una cierta flexibilidad”. Y pone un ejemplo concreto: “En una licitación, nuestro especialista BIM listó en inglés –porque eran trabajos realizados en UK– los diez trabajos que le pedían para acreditar su experiencia, y como en la licitación se especificaba que la oferta se tenía que presentar en español, la valoración del técnico de BIM fue cero”.