“El papel de la ingeniería agronómica es fundamental a la hora de combinar de forma eficiente y efectiva el agua y la energía”
Emili Pons lleva la ingeniería agronómica en las venas. Heredó de su padre, Emilio Pons, premio FPIA del COIAL, la pasión por la profesión. La misma que le llevó a enfocarse, en 2008, a desarrollar un sistema de placas solares flotantes. Catorce años y miles de horas de trabajo después, puede presumir de haber creado su propia empresa, ISIGENERE, a través de la cual ha instalado su sistema, ISIFLOATING, en países tan dispares como Colombia, Portugal, Seychelles, Argentina, Azerbayán, Alemania, Marruecos, Chile, Israel, Kenya, Holanda y por supuesto, España.
¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros agrónomos?
La sociedad relaciona, en general, a los agrónomos exclusivamente con la agricultura y las explotaciones agrícolas: agrónomo=agricultura. El desconocimiento del abanico de las habilidades, aptitudes y competencias de los agrónomos ha llevado tradicionalmente a esta equivocada relación, muy ligada, claro está, a su nombre.
¿Cuáles cree que son las claves del éxito de nuestra profesión?
El éxito de nuestra profesión se fundamenta en el carácter multidisciplinar y transversal de la formación de los ingenieros agrónomos, una faceta ampliamente desconocida por la sociedad en general. Cierto es que cada vez es más conocida y reconocida, y va ganando la confianza de la sociedad. Las acciones llevadas a cabo por el COIAL en los últimos años para dar a conocer y defender la realidad de la ingeniería agronómica han contribuido a ello.
Avanzar en sistemas de generación eléctrica renovable vinculados al sector primario/agroalimentario es una clara línea de trabajo de los agrónomos.
¿Cómo se ha conseguido ganar la confianza de los ciudadanos?
Solo hay una manera de conseguir la confianza en una profesión: que sea capaz de resolver de manera exitosa los retos que se encuentra por el camino. La visión global, y no por ello superficial, de que disponemos los ingenieros agrónomos, y la capacidad de gestión, son a mi entender las claves en la resolución de los trabajos a los que nos enfrentamos. La visión global nace del carácter multidisciplinar de la formación, que abarca temáticas que van desde la producción agrícola hasta la economía, pasando por la construcción, la electricidad, la biotecnología, la industria agroalimentaria, el medio ambiente, la maquinaria, la apicultura y las explotaciones ganaderas, las infraestructuras rurales, las instalaciones frigoríficas, las aguas residuales y como no podía ser de otra manera, por la gestión del agua y sus infraestructuras y las energías renovables.
¿Qué hemos aportado a la sociedad a lo largo de las últimas décadas?
Las aportaciones son tantas que no sabría por dónde empezar. La más patente en la sociedad es su contribución a la consecución de un sistema agroalimentario sólido y capaz de hacer frente a las dificultades que se encuentra por el camino, como quedó patente en el confinamiento de hace dos años por el COVID19. El sistema agroalimentario actual se ha visto fortalecido gracias a las aportaciones en materia de biotecnología, lucha biológica contra la plagas, innovación y tecnificación del sector agrícola y ganadero, implantación de las nuevas tecnologías en la gestión y manejo de las explotaciones, modernización de la industria agroalimentaria, mejora de la sanidad y seguridad alimentaria, implantación de sistemas de riego eficientes y optimizados y principalmente por las aportaciones en innovación y desarrollo en toda la cadena alimentaria.
El mercado de la energía solar flotante se ha sabido buscar un hueco en el sector, tanto en el del regadío como en el de producción de energía eléctrica renovable.
Su padre, Emilio Pons, era ingeniero agrónomo y premio FPIA del COIAL. Por tanto, usted que conoce la profesión desde niño, ¿cómo percibe los cambios en la misma?
Obviamente he crecido en un “ambiente agronómico”, del que nació mi pasión y convicción por la ingeniería agronómica. Desde que empecé a comprenderla hasta el día de hoy se ha visto, como cambio principal, la capacidad de innovación, adaptación e incorporación de las nuevas tecnologías que tiene la profesión.
¿Cómo nace la idea de instalar placas solares encima de una balsa de riego?
La idea nació hace ya catorce años. Mi curiosidad y pasión desde joven por la energía solar y mi vinculación y conocimiento con el regadío y su problemática energética y de eficiencia hídrica fue lo que me motivó. Me lancé a idear un sistema que simultáneamente mitigara, de forma sostenible, la elevada tasa de evaporación y los elevados costes de la energía eléctrica del regadío, y surgió lo que en su momento se denominó cubiertas flotantes fotovoltaicas: una cobertura continua y casi completa de la lámina de agua de las balsas de riego a base de flotadores modulares, con lo que consiguen disminuciones de las tasas de evaporación superiores al 80%, sobre los que se instalan los módulos fotovoltaicos, encargados a su vez de generar la energía para alimentar los equipos de bombeo.
En el sector del regadío nacional, es probablemente donde mayor acogida y tasa de crecimiento está teniendo el Sistema Solar Flotante ISIFLOATING.
Además, este sistema evita el uso de suelo agrícola, mejora la eficiencia del sistema solar gracias al efecto de la refrigeración del agua y la perfecta adaptación de las curvas de generación solar a las necesidades energéticas del regadío, máximas en los meses de verano.
Tras su concepción, diseño y cálculo se consiguió fabricar y construir una instalación de 300 KW que ocuparía practicante la totalidad de la balsa del Negret, en Agost (Alicante), convirtiéndose en la primera instalación solar flotante sobre el agua del mundo basada en un sistema modular, adaptable y replicable.
¿Cree que esta solución energética se extenderá, tanto en España como fuera?
Esta solución, evolucionada y mejorada gracias a la innovación y la mejora continua, actualmente se denomina Sistema Solar Flotante ISIFLOATING de ISIGENERE y es viable técnica y económicamente.
El mercado de la energía solar flotante se ha sabido buscar un hueco en el sector, tanto en el del regadío como en el de producción de energía eléctrica renovable. Durante los últimos años ha experimentado un crecimiento exponencial, tanto a nivel nacional como internacional, y ya es el tercer pilar del mercado solar, con un tamaño a nivel internacional de 1.950 millones de USD en 2021 y una previsión de tamaño de 27,50 billones de USD para finales de 2031.
Confirmación de esta fuerte entrada en el sector solar son la cantidad de instalaciones solares flotantes que ISIGENERE ha comercializado con éxito en distintos países, empezando por España y terminando por Kenia, pasando por Marruecos, Azerbaiyán, Alemania, Portugal, Colombia o Chile. El crecimiento interanual es superior al 200%. En el sector del regadío nacional, es probablemente donde mayor acogida y tasa de crecimiento está teniendo.
¿Cree que las placas solares flotantes son un ejemplo que ilustra el trabajo de lo que debe ser la innovación en ingeniería agronómica?
Entiendo que así. En este sentido vamos a ir más allá, con constante innovación, como por ejemplo la utilización de esta tecnología con las adaptaciones que requiera en balsas de purines y de alpechín, con proyecto piloto y proyectos I+D que se desarrollarán durante los próximos meses en colaboración con otra empresa que los lidera u otro proyecto en el que actualmente trabajamos: fabricar flotadores de polietileno aditivados con corcho natural, con lo que conseguimos un balance de CO2 prácticamente neutro del sistema.
Usted conoce muy bien el binomio agua-energía. ¿Cuál es el papel de la ingeniería agronómica para combinar estos dos elementos?
El papel de la ingeniería agronómica es fundamental y lo seguirá siendo a la hora de combinar de forma eficiente y efectiva el agua y la energía. El papel de la agronomía en todo el ciclo del agua, desde los procesos de captación, potabilización y distribución hasta el uso y manejo del agua y recogida, depuración y reutilización es fundamental, y en gran medida responsable del constante y creciente grado de eficiencia hídrica y energética del ciclo del agua, del binomio agua-energía.
El mayor reto al que ya nos enfrentamos es conseguir y perpetuar un sistema primario y agroalimentario encaminado y destinado a tener un mayor índice de autoabastecimiento hídrico, energético y de materias primas
¿Qué amenazas acechan a la profesión?
Ninguna clara y concreta. Cada vez estamos más reconocidos y fortalecidos como profesionales.
¿A qué retos nos enfrentamos?
El mayor reto al que ya nos enfrentamos es conseguir y perpetuar un sistema primario y agroalimentario encaminado y destinado a tener un mayor índice de autoabastecimiento hídrico, energético y de materias primas. Hemos superado muchos retos, pero este tal vez sea el más difícil que enfrentamos desde hace décadas. Los agrónomos, junto con otros profesionales, tenemos la responsabilidad y la capacidad para ayudar a resolver este reto.
¿Cuáles son los sectores de futuro para los ingenieros agrónomos?
Sin duda, uno de los sectores con mas futuro son las energías renovables y el mundo del agua, sectores imprescindibles sobre los que se sustenta la sociedad actual, junto con el sistema agroalimentario, por el que por naturaleza se debe seguir apostando y mejorando, de forma directa o indirecta. Avanzar en sistemas de generación eléctrica renovable vinculados al sector primario/agroalimentario, como la solar flotante en balsas de riego, es una clara línea de trabajo de los agrónomos.