Especial sequía (VI): Plantas resistentes a la sequía y sanidad vegetal en peligro por la proliferación de plagas
Cerramos la serie de reportajes que el COIAL ha dedicado a la sequía con la entrega dedicada a la planta y la sanidad vegetal. Los especialistas en nuevas variedades informan de que están trabajando para crear patrones resistentes a la sequía y que sean capaces de proliferar con aguas de depuradora y con cierto grado de salinización. Con respecto a las plagas, alertan de que patógenos presentes desde hace tiempo en la península, pero con escasa incidencia, empiezan a proliferar debido a la tropicalización del clima.
Paso número uno: utilizar patrones resistentes a las nuevas exigencias climáticas
“El agua va a ser el factor más limitante de cultivo, el bien más apreciado; por eso, tenemos que preparar nuestras plantaciones para esa situación”. Así de tajante se muestra María Ángeles Forner, ingeniera agrónoma PhD e investigadora del IVIA.
Al menos, acompaña esta predicción con un anuncio para la esperanza: “El IVIA va a sacar un nuevo patrón que se va a llamar FA74, un hibrido de mandarino Cleopatra por Poncirus trifoliata, resistente a tristeza y tolerante a Phytophthora. Su característica más importante es que es muy resistente a la sequía. Tiene un sistema radical muy amplio, y otra de sus características más importante es que entra muy rápido en producción, a los cuatro años, un plazo muy similar al que acredita el Macrophylla. Da una buena calidad de fruta y se adapta muy bien a nuestras condiciones de cultivo”.
En términos similares se expresa José Forcadell, ingeniero agrónomo y secretario general de ASFPLANT, la Asociación de Viveristas y Empresas de Jardinería de la Comunidad Valenciana. Nos recuerda que una de las mejores maneras de luchar contra la sequía a través de la sanidad de la planta es “escoger patrones más preparados frente a enfermedades como hongos y también con respecto a la salinidad. Hay patrones que resisten mucho más la sequía que otros, y depende de la zona has de decidir cuál eliges”.
Paso número dos: los patrones también han de estar adaptados a aguas salinizadas
Forner, que con FA74 alcanzará su cuarto patrón comercial, profundiza en el melón que ha abierto Forcadell con respecto a la salinidad: “En condiciones de sequía podemos encontrarnos con varias situaciones: una que no tenemos agua de riego, y otra que tenemos aguas de mala calidad. La escasez obligará a echar mano de aguas de depuradora o de pozos que tengan salinidad”. Por eso, el IVIA también está investigando para adaptarse a ese tipo de aguas: “Tenemos ensayos de patrones regados con aguas de depuradora que pueden tener toxicidades de sales y de boro, buscamos los que pueden ser tolerantes a esas aguas para tener nuestro material vegetal preparado para ese futuro inmediato de falta de agua”.
¿Cómo afectan las aguas de mala calidad a la salud de la planta? Nos lo explica Forner: “Las aguas de depuradora muchas veces tienen sales que la depuración no elimina. Las peores son el cloro y el boro: la fruta no se ve afectada, pero intoxican a la planta. Las sales aumentan la presión osmótica y a la raíz le cuesta más absorber el agua. Y si consigue absorberla, si es cloro o boro se envenenan. El cloro se acumula en las puntas de las hojas y las quema, lo que les impide hacer la fotosíntesis. El patrón FA5 es súper resistente a la salinidad y es el más utilizado en España”.
Paso número tres: la ubicación es un factor fundamental para escoger patrón
Para acabar con los patrones, Forcadell recuerda la importancia del lugar donde se planten: “El patrón de una planta de vid no va a ser el mismo si lo plantas en una zona lluviosa de la Comunidad Valenciana a si lo plantas en Albacete en secano. Es probable que a partir de ahora haya que quitar algún patrón que no aguante bien la sequía, pero ahora mismo hay muchas plantas de almendro o de vid que ya tienen esos patrones porque se plantan en secano. Lo que se hace en las plantas es reproducir los patrones de cada zona para sobre ellos poner la variedad que tú quieres cultivar. Si tú quieres cultivar una variedad que en tu zona no iba bien, le pones el pie que va bien en tu zona y ya puedes cultivarla”.
El estrés hídrico debilita a la planta y la hace más vulnerable a las plagas
Más allá de la genética de las plantas, nos centramos ahora en la debilidad que provoca la sequía. Antoni Vicent Civera es doctor ingeniero agrónomo y coordinador del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA. Nos recuerda que las sequías, normalmente, “son ciclos de varios años, y las plantas los van a sufrir muy probablemente más de una vez en su vida. Y tanto personas, como animales, como plantas, somos más vulnerables a las enfermedades y a las plagas cuando estamos sometidos a estrés. Plagas o enfermedades que a lo mejor eran poco importantes en condiciones normales, en situaciones de sequía se vuelven más importantes”.
¿Qué ocurre en el interior de una planta en situaciones de estrés hídrico? “Las enfermedades sistémicas o vasculares están causadas por patógenos que colonizan los haces tanto del floema como del xilema de las plantas. Por ejemplo, el patógeno foliar no tendría por qué tener más incidencia o más severidad en situación de sequía, pero un patógeno que afecta a los haces vasculares de la planta dificulta, incluso en condiciones normales, el flujo de savia tanto en sentido ascendente como descendente de la planta. Si además de la sequía el aporte de agua está restringido, las consecuencias del bloqueo del floema o del xilema van a ser todavía más graves. La xylella es una plaga que en zonas como California, donde hay regadío y en general no hay restricciones de agua, no es tan dañina como en otras zonas porque la planta no está sometida a estrés hídrico”.
Pero no todo son efectos negativos desde el punto de vista de las patologías cuando hay escasez de lluvia, según Civera. “La parte un poco positiva, por llamarlo de alguna manera, es que los patógenos de la parte aérea, hongos y las bacterias, necesitan dos condiciones para proliferar: la temperatura y la presencia de agua líquida sobre la planta. Por tanto, en condiciones sequía tendríamos una menor incidencia de estos patógenos”.
El cambio climático también influye en la proliferación de nuevas plagas. Tal como explica este ingeniero agrónomo, actualmente, en el área mediterránea, “el clima está experimentando un proceso de tropicalización. Eso ha generado, durante los últimos años, un incremento de plagas y enfermedades más asociadas a zonas tropicales. Determinados patógenos que estaban presentes aquí, pero con muy baja incidencia, están aumentándola muchísimo”.
Mejores frutos reduciendo la cantidad de agua de riego
Es lo que está consiguiendo Francisca Hernández, es ingeniera agrónoma y catedrática del Área de Producción Vegetal de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Actualmente trabaja en el Proyecto HidroSOStoneFruit Agroalnext 2022-040, financiado con fondos Next Generation. Su objetivo es contribuir a la transformación del sector agroalimentario en un escenario más verde, sostenible, saludable y digital superando la brecha entre los descubrimientos científicos, el desarrollo de tecnología y su implementación.
El estudio en el que trabaja Hernández se llama Estrategias HidroSOStenibles en frutales de hueso: caso a estudio del albaricoque. Está encaminado a paliar efectos de la sequía aplicando estrategias de riego deficitario. “No solo miramos los niveles de humedad del suelo, también ponemos sensores en los árboles para saber si hay agua en las hojas. La información se acumula en unos dispositivos que ofrecen reportes sobre la planta en tiempo real y permiten programar el riego para restringirlo. Eso nos permite saber cuándo tenemos que regar o no. Durante periodos no críticos, se produce adrede un déficit hídrico para someter a estrés a la planta. Se la damos solo cuando la necesita y conseguimos un ahorro un considerable de agua”.
En contra de lo que pueda parecer, los resultados respaldan estas prácticas: “La calidad de los frutos es mejor: hemos demostrado que con menos recursos hídricos, los albaricoques desarrollan metabolitos secundarios y mejoran su calidad funcional. Y no solo con una especie, lo hemos comprobado con pistacho, almendra, olivo o granado”. Esta catedrática desgrana otras conclusiones del estudio: “Es cierto que se reduce algo la cosecha: puedes tener menos fruta y el tamaño puede ser ligeramente inferior: la reducción oscila entre el 5 y el 10 %. Pero el ahorro en recursos hídricos y energía, cuyo uso va aparejado, y el mayor contenido de la fruta en compuestos bioactivos o funcionales compensa con creces esa merma”.
AgroFresh: reutilizar las mezclas fitosanitarias para reducir el uso de agua
AgroFresh dispone de un sistema de reutilización de mezclas fitosanitarias en drenchers y balsas que contribuye a la reducción del uso de agua. Gracias a la implementación de tecnología punta de filtración y eliminación de partículas, este equipo separa y remueve los sólidos y la materia orgánica a través de una operación programada. Además de activar automáticamente la aplicación del agua para el lavado de frutas, el funcionamiento del equipo es proporcional al flujo de fruta. De ese modo, el usuario programa el caudal de lavado y el de aclarado por tonelada de fruta y el equipo regula automáticamente estos caudales en función de la producción de fruta.
Kenogard: micorrizas que ayudan al enraizamiento
Según explican desde Kenogard, otra buena estrategia contra la escasez hídrica es el uso de micorrizas que aportan propágulos, lo que provoca la extensión de filamentos más finos que las raíces. Algunos filamentos se anclan y otros exploran el terreno, gracias a la simbiosis que se produce entre la planta y el hongo. La micorriza aporta nutrientes y agua y absorbe el carbono de la planta. Es beneficioso a corto plazo, porque ayuda a la captación de agua y nutrientes, y a medio plazo mejora la estructura del suelo y eso hace que tenga mayor capacidad de retención de agua.
AFEPASA: Protectores solares para las plantas y complementos para que el azufre no queme el material vegetal
AFEPASA apuesta por un producto que protege cultivos sensibles a las quemaduras solares que se producen, sobre todo, durante las cada vez más frecuentes olas de calor en verano o a finales de primavera. Las especies más sensibles a los rayos de sol son el melón, la sandía, el aguacate, el mango o la uva. El efecto es muy similar al que ofrece el protector solar que nos ponemos cuando vamos a la playa y evita las mermas que producen las quemaduras. También consigue que la temperatura de los frutos tratados con estos productos no se dispare, incluso que la maduración de ese cultivo se produzca de una manera más ordenada y no se adelante. Se aplica con el tractor y por pulverización. Contiene calcio y cinc, pero el efecto no es nutricional sino de proteger a la planta.
NEVAL: “Los microorganismos pueden aumentar la resistencia de las plantas a la sequía”
Una de las estrategias más efectivas para combatir la sequía es mejorar la sanidad vegetal, ya que cuando las plantas están sanas y fuertes, son más resistentes al estrés hídrico. Aquí es donde entran en juego los microorganismos beneficiosos, como las bacterias y los hongos que forman simbiosis con las raíces de las plantas. Estos microorganismos pueden aumentar la resistencia de las plantas a la sequía al mejorar la absorción de nutrientes y agua, así como al estimular el crecimiento radicular.
Biosur: Hay que aumentar la biodiversidad en las zonas de cultivo
Una de las prácticas agronómicas que promueve una agricultura sostenible es el aumento de la biodiversidad en las tierras de cultivo, reduciendo al máximo el monocultivo. Este aumento de biodiversidad se consigue con la asociación de cultivos, plantación de otras especies botánicas distintas al cultivo y asociadas al mismo que contribuyan al aumento de fauna útil y enemigos naturales de las plagas, así como la suelta manual de estos enemigos naturales, que contribuyen a un menor impacto de las plagas y la reducción significativa de tratamientos químicos fitosanitarios.