“La cantidad de fondos de inversión que consideran el sector agroalimentario como una opción va en aumento”
Lorena Tudela es doctora ingeniera agrónoma por la Universitat Politècnica de València, especializada en economía, comercio y políticas agroalimentarias. Es analista de mercados alimentarios, ha trabajado en innovación alimentaria y en el ámbito del cambio en los modelos de gestión de la producción. Confiesa que de los proyectos en los que ha trabajado, del que se siente más satisfecha es la coordinación el Grupo Operativo Supra-autonómico ‘Innovación social en la Gestión de Tierras’ (Goinnoland) desde el 2015 al 2022, cuyo objetivo es evitar el abandono de tierras, fortalecer el rendimiento de las cooperativas y apostar por el relevo generacional.
¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros agrónomos?
De partida hago una lectura positiva, porque creo que cada vez más se valora el papel estratégico que juegan los ingenieros agrónomos en el desarrollo económico, social y medioambiental de la sociedad. Pero a la vez aún queda mucho por visibilizar de nuestro trabajo. Debemos seguir uniendo esfuerzos en desmontar mitos y reforzar el mensaje de las oportunidades que ofrece el sector agroalimentario bajo modelos de negocio rentables e innovadores.
¿Cuáles cree que son las claves del éxito en nuestra profesión?
Estas son algunas de las claves que destacaría: es altamente innovador, dinámico y en constante adaptación a los cambios; es muy consumidor de tecnología, requiere de tomas de decisiones a diario que requieren el uso de técnicas, datos y conocimiento actualizado y multidisciplinar; es un sector trasversal, vinculado con otros sectores industriales y el energético; y es un sector con mirada a largo plazo que habitualmente acomete inversiones a largo plazo. Esta visión de futuro y la diversidad de perfiles que se necesitan permite proyectarse a nivel profesional y además requiere profesionales en constante formación.
Debemos seguir uniendo esfuerzos en desmontar mitos y reforzar el mensaje de las oportunidades que ofrece el sector agroalimentario bajo modelos de negocio rentables e innovadores.
¿Cómo se ha conseguido ganar la confianza de los ciudadanos?
Colocando la innovación en el centro para pasar de la lógica de hacer más a hacer mejor y diferente.
¿Qué hemos aportado a la sociedad a lo largo de las últimas décadas?
Sin duda, el sector agroalimentario es estratégico para la sociedad. Desde el punto de vista del desarrollo económico, asociado a la industria agroalimentaria y los servicios relacionados que suponen una fuente de ingresos relevante: embalajes, transportistas, servicios, suministros, seguros o maquinaria. También desde el punto de vista del desarrollo social, relacionado con la fijación de población en el territorio rural y generación de empleo. Respecto al desarrollo cultural y medioambiental, la agricultura forma nuestros paisajes y es la principal actividad que gestiona y conserva recursos naturales como el agua, el suelo o la biodiversidad. De cara al futuro, se espera que el sector agroalimentario lidere gran parte de la transformación sostenible medioambiental y social de la sociedad.
¿Qué nos está enseñando la guerra de Ucrania con respecto a la estructura de los mercados alimentarios?
Una situación de guerra o una crisis sanitaria nos permiten visibilizar lo hiperconectados que están los mercados agroalimentarios con el resto del mundo y, por tanto, lo estratégico que es potenciar un sector capaz de alimentar a la población con las mayores garantías y niveles de calidad.
Las empresas agroalimentarias como entidades ligadas al territorio tienen un papel clave en fijar población. ¡Pero ojo! Aquí no hay soluciones únicas. Cada territorio debe ser capaz de hacer su propio análisis.
¿Compite la Comunitat Valencia y el resto de España en igualdad de condiciones con respecto a otros países productores de frutas y hortalizas?
En este sentido queda mucho por hacer. Apostaría por dos ingredientes clave: el primero, la reciprocidad como base para equilibrar los acuerdos comerciales; y el segundo, el enfoque, es decir, deberíamos hacer frente a los distintos escenarios internacionales a nivel europeo y no directamente negociando a través de los estados miembros.
¿Qué ha de suceder para que el medio rural recupere parte de la población que ha perdido en el último medio siglo? Porque parece que una pandemia no ha sido suficiente.
En muchas ocasiones la actividad agrícola y ganadera representa el motor económico en las zonas rurales y tiene un peso muy relevante sobre la gestión del territorio, por ejemplo, evitando incendios, plagas, vertederos descontrolados, pérdidas de patrimonio agrario o pérdida de biodiversidad. Además, apostar por una gestión del paisaje agrario está asociada a la mejora de otros sectores, como el turístico y el gastronómico. Por tanto, las empresas agroalimentarias como entidades ligadas al territorio tienen un papel clave en fijar población. ¡Pero ojo! Aquí no hay soluciones únicas. Cada territorio debe ser capaz de hacer su propio análisis. ¡Bienvenidas todas las propuestas!
La mayor amenaza para nuestra profesión es no apostar por equipos multigeneracionales y liderazgos profesionalizados dispuestos a generar cambios.
¿Hacia dónde camina la estructura de producción agraria en España?
La producción agraria es profundamente diversa, y esto es una riqueza. No hay un camino, más bien hay múltiples estrategias. Por ejemplo, en la agricultura valenciana hay mucho potencial para promover la creación de valor en cultivos tradicionales, por estar ligados a un territorio o a unas denominaciones de origen, o por sus características medioambientales o sociales. Por otra parte, existen estructuras comerciales internacionalizadas que cuentan con mucha experiencia y conocimiento. Combinar distintos tipos de estructuras ofrece mas beneficios y sostenibilidad a los propios agricultores. Para avanzar, también necesitamos normativas actualizadas. Por ejemplo, la Ley de Estructuras Agrarias de la CV, que recoge la figura de las iniciativas de Gestión Común de la Tierra. Esta herramienta genera oportunidades para fortalecer las estructuras agrarias y abre posibilidades para fijar empleo vinculado al territorio, incorporar jóvenes y mantener un paisaje agrario vivo. De todas formas, la producción es la primera fase, es clave trabajar para incorporar valor al resto de las fases de la cadena agroalimentaria.
¿Cree que el peso del sector agroalimentario en el PIB español crecerá o por el contrario decrecerá en los próximos años?
El sector agroalimentario crece e innova constantemente, y las cifras del así lo demuestran. El último informe publicado por Cajamar del Observatorio del Sector Agroalimentario Español ofrece una visión holística del peso del conjunto del sector agroalimentario y confirma que España es el cuarto país que más aporta en Valor Añadido Bruto al sector agroalimentario europeo (el 12,4%), solo por detrás de Francia, Alemania e Italia. Esperamos que esta tendencia se consolide en el futuro.
Las iniciativas de Gestión Común de la Tierra generan oportunidades para fortalecer las estructuras agrarias y abren posibilidades para fijar empleo vinculado al territorio, incorporar jóvenes y mantener un paisaje agrario vivo.
¿Cómo definiría la evolución que ha experimentado nuestra profesión en las últimas décadas?
A pesar de que las empresas del sector agroalimentario puedan representar un desafío a la hora de plantear inversiones por su volatilidad en la producción, en los precios, en los costes, en los cambios en la comercialización por aranceles o por políticas externas, la realidad es que la cantidad de fondos de inversión que consideran el sector agroalimentario como una opción va en aumento. Esto puede servirnos como indicador del peso y la importancia del sector agroalimentario, y por tanto de nuestra profesión. El valor y la importancia del acceso al agua y a los recursos para producir alimentos es fundamental para el desarrollo de la sociedad. Esta propia naturaleza “esencial” del sector creo que cobrará un peso central en la elaboración de políticas y estrategias de desarrollo.
¿Qué amenazas acechan a la profesión?
La mayor amenaza es la resistencia al cambio como consecuencia, principalmente, de la elevada edad de los jefes de explotación, el predominio de la agricultura a tiempo parcial y el escaso relevo generacional. Esto se traduce en bajas rentabilidades y una menor inversión en las explotaciones. Por tanto, la mayor amenaza es no apostar por equipos multigeneracionales y liderazgos profesionalizados dispuestos a generar cambios.
La propia naturaleza “esencial” del sector creo que cobrará un peso central en la elaboración de políticas y estrategias de desarrollo.
¿A qué retos nos enfrentamos?
Uno de los desafíos es construir un sector agroalimentario económica y ambientalmente sostenible asegurando un uso responsable de los recursos y al servicio de la sociedad. Para ello, las bases deben asentarse sobre talento innovador que quiera arriesgarse a hacer cosas nuevas, no tenga miedo a equivocarse y esté dispuesto a aprender de los errores.
¿Cuáles son los sectores de futuro para los ingenieros agrónomos?
La preocupación por avanzar hacia una trasformación digital que no se deje a nadie fuera y la apuesta por la sostenibilidad del sector agroalimentario es evidente. Y, siendo conscientes de que el desarrollo está condicionado por estos dos enfoques íntimamente relacionados: las mejoras tecnológicas y los aspectos sociales vinculados al desarrollo. Considero que ambas dimensiones formarán parte del futuro de nuestra profesión.