La investigación y la legislación sitúan al algarrobo en la ‘champions’ de la dieta mediterránea y disparan su cotización
Este es un artículo que demuestra que las investigaciones médicas acaban generando grandes oportunidades en diferentes campos, y uno de ellos es la agricultura. Nos hemos acostumbrado a que la publicación papers de médicos sobre alimentación sean un continuo espaldarazo a la dieta mediterránea. Y si esa investigación viene acompañada por una legislación muy exigente y conservadora en la autorización de nuevos alimentos, propicia el resurgimiento de nuevas oportunidades de negocio en el sistema agrario mediterráneo, que siempre ha sido muy dinámico y ha sabido extraer el máximo rendimiento a sus productos. Los ingenieros agrónomos hemos contribuido a ello y estamos obligados a detectar nuevas oportunidades para la agricultura y la industria alimentaria. Pero lo mejor es ilustrar la teoría con un ejemplo, el de Biosur, que recibió un encargo para producir algarrobos y eso le abrió una nueva línea de negocio que ayuda a mantener el territorio, el paisaje y a fijar CO2. Somos afortunados, vivimos en el Mediterráneo. Y por ello, tenemos la mejor dieta.
Además de ser una empresa de control biológico de plagas, nuestro partner Biosur acaba de convertirse en productor de algarrobas, un cultivo cada vez más demandado por el mercado. Y ya se sabe que a mayor demanda, mayor precio.
Un encargo poco habitual
Biosur tiene un vivero especializado en cultivo de leñosos en Extremadura, Nogal Nature, que desde hace más de una década produce pistacho. Hace cuatro años, su gerente, Agustín Tejada, recibió un encargo que nunca había imaginado: “Unos conocidos de Murcia me pidieron que les hiciera alrededor de 1.000 plantones de algarrobo. Nosotros jamás habíamos producido ese cultivo, pero conocemos las técnicas de trabajo con árboles y disponemos de unos terrenos en Almería, cuyo clima mediterráneo es óptimo para este cultivo, así que compré plantones e injerté”. Entonces llegó lo que en principio parecía susto: “Me salieron 1.300, pero mis conocidos me dijeron que no las podía plantar debido a un contratiempo”. Pero el mercado estaba ahí para echar un capote: “Hice unas pocas gestiones y los colocamos todos en muy poco tiempo y a muy buen precio”.
La experiencia marcó a Tejada el camino a seguir: “Desde entonces no hemos dejado de producir. Este año disponemos de unas 120.000 plantas para ofrecer al mercado. Calculamos que antes de que acabe el año habremos entregado entre 30 y 50.000 injertadas y el resto sin injertar; y el año que viene entre 50 y 60.000”. El ciclo para producir estos plantones es de prácticamente tres años: “El primero haces el patrón, al siguiente lo injertas y al tercero lo vendes. Producimos diferentes variedades gracias a una colección completa que hemos recibido del centro de investigación de Baleares, en Ibiza, y también procedentes de agricultores de la parte de Tarragona que tenían plantas certificadas”.
Pocos viveros produciendo
Gracias a los buenos precios que alcanza la algarroba en el mercado, ha aumentado mucho la demanda. “Somos de los pocos viveros que producen, y si no trabajas con un año de antelación no puedes reaccionar, por eso hay agricultores que se ponen a buscar plantas y no las encuentran. Pasan entre 18 y 30 meses para poder entregar el producto desde que te pones a fabricarlo. Además, en verano la planta se para, se agosta, y en invierno también”, explica Tejada.
El gerente de Biosur nos explica el proceso de producción: “Utilizamos semillas de Rojal y Duraio en diferentes plantaciones. Y seleccionamos: si germinan 10.000, seleccionamos las más vigorosas, solo se llegan a injertar 7.000 y no llegan a la venta más de 5.000, porque hay mermas porque algunas plantas no prenden y otras no tienen la calidad exigida. Todo ello para ofrecer la máxima calidad”.
El reciente boom de la algarroba
El boom de la algarroba comenzó hace casi dos años. Le preguntamos a Tejada por qué: “Se han prohibido todos los espesantes sintéticos, y la goma de garrofín es un espesante de máxima calidad. El algarrobo solo se puede producir con climas suaves, como el que se da en la cuenca del Mediterraneo y algunas zonas de Australia o de Estados Unidos con una climatología similar. Pero el consumo es mundial y hay una limitación de producción. También dicen que es un superalimento: por lo que se ve, la harina de algarroba tiene características que la hacen buena para celiacos. Además se demanda como sustitutivo del cacao, se puede producir chocolate de algarroba. Incluso dicen que tiene un azúcar de liberación muy lenta, que solo la tiene el algarrobo, y con una cucharada de azúcar, un deportista de élite va liberando ese azúcar durante las dos o tres horas”.
Por si fuera poco, la vaina de la algarroba contiene una sustancia llamada D-Pinitol, a la cual se atribuye eficacia en la prevención de tumores malignos de mama o de próstata. La industria alimentaria sigue investigando para descubrir otras cualidades que no se están aprovechando.
Para acabar, preguntamos a Agustín Tejada cuánto tempo puede pasar desde que plantas algarrobos hasta que puedes recoger los frutos: “En una tierra en barbecho, si se pone injertado con pies bastante vigorosos, en tres o cuatro años se empiezan a coger cosechas”. Por si algo le faltara a este cultivo para alcanzar la perfección, consume mucha menos agua que cualquier árbol de regadíos, que necesita 7.000 m3 al año. Sin embargo, con entre 1.000 y 2.000 m3/año en épocas puntuales, el algarrobo tiene suficiente. Además contribuye a la reforestación y es de los árboles que más CO2 captura. ¡Y pensar que hasta hace poco se utilizaba para dar de comer a los animales!