La resistencia a los antibióticos y la seguridad de los alimentos
Análisis y conclusiones de nuestro partner Betelgeux
La mayoría de las infecciones transmitidas por el consumo de alimentos son usualmente de carácter leve y no requieren tratamientos específicos, sin embargo, cuando la infección reviste gravedad, puede ser necesario el tratamiento con antibióticos. Cuando las bacterias causantes de la infección son resistentes a uno o varios antimicrobianos, se disminuye la capacidad de tratamiento de la infección, lo que supone una amenaza para la salud pública.
Este es el caso de Campylobacter y Salmonella, dos de las bacterias más frecuentemente implicadas en enfermedades transmitidas por alimentos. El informe publicado en febrero de 2019 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (EFSA y ECDC, 2019), pone de manifiesto que los antimicrobianos utilizados para tratar enfermedades zoonóticas como campilobacteriosis y salmonelosis, son cada vez menos efectivos. El informe recopila datos de 2017 y señala que, en Campylobacter, la resistencia a las fluoroquinolonas (como la ciprofloxacina) llega a ser tan alta en algunos países que estos antimicrobianos ya no funcionan para el tratamiento de casos graves de campilobacteriosis. De hecho, los resultados hallados en aislados en humanos de Campylobacter resistente a la ciprofloxacina alcanzan un porcentaje del 57,7% en la Unión Europea y del 88,6% en España. En el caso de Salmonella spp., el porcentaje de aislados en humanos resistentes a la tetraciclina es del 30,2% en la UE y del 33,3% en España.
El problema de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) se complica cuando una bacteria desarrolla resistencia combinada a dos o más antimicrobianos de importancia crítica. Actualmente, según el informe de EFSA y ECDC, esta resistencia combinada o multiresistencia, presenta una incidencia baja o muy baja en Salmonella y Campylobacter de humanos y animales, así como en el indicador E. coli de animales.
Recientemente, al comentar el citado informe de EFSA y ECDC, el Comisario Europeo Vytenis Andriukaitis, instó a actuar de forma conjunta a todos los países y en todos los sectores de salud pública, salud animal y medio ambiente, de acuerdo con las directrices del enfoque One Health de la Comisión Europea (EFSA, 2019). Andriukaitis también indicó que las políticas nacionales en algunos países que limitan el uso de antimicrobianos han tenido como resultado satisfactorio una disminución de la RAM.
El uso extensivo de antimicrobianos en medicina humana y veterinaria en los últimos años ha acelerado la aparición y propagación de la RAM. Esta situación ha empeorado debido a la escasa inversión en el desarrollo de nuevos antibióticos efectivos. La gravedad de la RAM es evidente ya que se estima que, cada año, las infecciones por bacterias resistentes provocan al menos 33.110 muertes de personas en la UE y tienen un coste de 874.541 DALYs. El DALY, acrónimo de años de vida ajustados por discapacidad, es una medida de la carga de una enfermedad global, expresado como el número de años perdidos debido a enfermedad, discapacidad o muerte prematura (Cassini et al., 2018).
El Plan de acción One Health
El plan de acción de la Comisión Europea frente a la RAM (One Health Action Plan), pretende reforzar la prevención de infecciones, la bioseguridad y las prácticas de control, que se consideran críticas para el control de todos los microorganismos infecciosos, ya que reducen la necesidad de antimicrobianos y, en consecuencia, reducen la posibilidad de que los microorganismos desarrollen y propaguen resistencia. Así mismo, el plan One Health también insiste en incrementar la disponibilidad de datos de vigilancia, investigación e información sobre nuevas tecnologías. Otras medidas de control, como la vacunación, también podrían reducir la aparición y propagación de ciertas infecciones, limitando la necesidad de usar antimicrobianos (European Commission, 2017).
El término One Health (Una Salud) que da nombre al plan de acción de la UE, se utiliza para expresar la interconexión entre la salud humana y la salud animal, ya que las enfermedades se transmiten en los dos sentidos hombreanimal y animalhombre. El enfoque de One Health también incluye al medio ambiente, ya que es un vínculo entre humanos y animales y una fuente potencial de nuevos microorganismos resistentes.
Bacterias resistentes en alimentos
Los principales causantes de la propagación de la RAM son: el uso, en muchas ocasiones inadecuado, de agentes antimicrobianos y la transmisión de microorganismos resistentes entre humanos, animales y medio ambiente. El uso de antimicrobianos ejerce una presión ecológica sobre las bacterias, mientras que las prácticas deficientes para prevenir y controlar las infecciones favorecen su propagación y la aparición de RAM.
El uso de antibióticos en granjas es una de las causas por las que algunas bacterias desarrollan resistencia a estos medicamentos. Mediante el tratamiento con antibióticos se elimina la mayoría de las bacterias en los animales, pero las resistentes pueden sobrevivir y multiplicarse. Cuando se procesan los animales para producir alimentos, las bacterias pueden contaminar la carne u otros productos derivados de esta y también pueden pasar al medio ambiente y propagarse en frutas, verduras y otros productos agrícolas que se rieguen con agua contaminada o que se abonen con estiércol contaminado.
Las personas pueden quedar expuestas a bacterias resistentes que provienen de animales al comer carne, productos cárnicos o frutas y verduras contaminadas con bacterias resistentes, y también al manipular alimentos contaminados o al entrar en contacto con estiércol o con agua contaminada. Como ya se ha indicado, las infecciones originadas a través de alimentos por bacterias resistentes, provocan resultados más graves para la salud que las infecciones por bacterias no resistentes.
Prevención y control de la RAM en el sector agroalimentario
Para prevenir y controlar la presencia de la RAM en alimentos, el sector agroalimentario debe aplicar tres tipos de estrategias:
- Aplicar normas de prudencia que minimicen el uso de antibióticos en granjas. A este respecto son de especial relevancia las normas y recomendaciones contenidas en la “Guía para el uso prudente de antimicrobianos en medicina veterinaria” (European Commission, 2015). En julio de este año se publicó en España PRAN 2019-2021 (Plan Nacional frente a la resistencia a los antibióticos), en el que se plantean como estrategias generales: reducir el consumo de antibióticos y disminuir la necesidad de utilizar antibióticos en medicina humana y veterinaria (AEMPS, 2019). De acuerdo con los datos recogidos en el marco del PRAN, En España ya se han conseguido reducciones en el consumo total de antibióticos. En el ámbito de la salud humana, este consumo se redujo en un 7,2% entre 2015 y 2018, mientras que en el área veterinaria se consiguió una reducción del 32,4% entre 2014 y 2017 (AEMPS, 2019). No obstante, en lo que respecta a salud humana, España es uno de los países con mayor uso de antibióticos del mundo. Según un estudio, en 2015 el consumo se situó en 40 DDD´s (Dosis Definidas Diarias) por cada 1.000 habitantes, por detrás de Turquía y Túnez y más del doble que en países como Austria, Finlandia o Alemania (Klein et al., 2018).
- Intensificar las prácticas de bioseguridad en granjas. En un sentido amplio la bioseguridad en producción primaria hace referencia a una serie de prácticas, procedimientos y comportamientos puestos en marcha con el fin de evitar o reducir el riesgo de entrada de enfermedades infecciosas y parasitarias, así como su posterior difusión dentro de una explotación o hacia otras explotaciones ganaderas. La bioseguridad es un elemento clave dentro de los métodos de control de enfermedades. Los elementos más importantes de la bioseguridad son: el aislamiento y las barreras higiénicas, la limpieza y desinfección y el control de plagas, debiendo considerarse también el control del agua, la higienización de jaulas y vehículos de transporte, y la formación de los operarios (Orihuel et al., 2015).
- La seguridad debe estar presente a lo largo de toda la cadena alimentaria, que comienza con la producción ganadera, pero debe proseguir en la industria, la distribución y el consumo. Por ello, tanto la industria como la distribución deben extremar las medidas de higiene para evitar que, durante el procesamiento, transporte y distribución, pueda producirse algún tipo de contaminación por microorganismos. Las prácticas de higiene más relevantes son la limpieza y desinfección, la higiene del personal manipulador de alimentos, el control higiénico de accesos y el aislamiento y el control de plagas.
Conclusión
La RAM es una amenazan global para la atención médica moderna. En los países de la UE y del Espacio Económico Europeo (EEE) se estimaron 671.689 infecciones con bacterias resistentes a los antibióticos, de las cuales 63,5% se asociaron con la atención médica (Cassini et al., 2015). Se trata de un problema global que debe atacarse simultáneamente desde muchos frentes: el hospitalario, el desarrollo de nuevos antibióticos, la disminución del consumo de antibióticos, etc. El sector alimentario también es una pieza clave para contribuir a controlar el desarrollo y propagación de la RAM. Para ello, debe limitarse al máximo el consumo de antibióticos en animales y deben intensificarse los programas de bioseguridad en granjas y los planes de higiene en industria y distribución alimentaria.