Los nuevos paradigmas de la agricultura. Todo comienza en el suelo
Con más de 2.000 millones de personas que se añadirán al planeta en los próximos 100 años, y con una población que demanda cada vez una mayor calidad y cantidad de productos de origen agrícola, el sector no puede obviar una necesidad creciente de cambiar de paradigma. Hasta hoy, la gestión del cambio climático ha estado focalizada en la reducción del uso de los combustibles fósiles. Sin embargo, debemos ir más allá para asegurar el futuro que deseamos.
Aquí el consumidor y los agricultores juegan un papel fundamental. Nuestro partner Probelte nos acerca a reflexionar y buscar soluciones hacia un sistema agroalimentario más eficiente, inclusivo, resiliente y sostenible.
Un mundo en crecimiento
El ser humano consume el equivalente a 1,7 planetas Tierra actuales. Eso supone un 74% más de lo que el planeta puede regenerar al año. A este ritmo, se espera perder entre el 30-50% de todas las especies para la mitad del siglo XXI.
Aunque los combustibles fósiles han sido los protagonistas modernos de la lucha contra el cambio climático, la cadena alimentaria, su producción, gestión y consumo, están cada día más en el foco de atención como elemento clave para la mejora del bienestar humano y del medio ambiente.
Y es que la agricultura tiene un impacto mucho mayor del que se piensa. Si no mira estos datos: <<se estima que el 26,8% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, provienen de la agricultura. Esto solo es superado por el 32,1% estimado para la industria y seguido, con bastante margen, por la producción de energía y calor>>.
Estas cifras están destinadas a crecer a la par que lo hace la sociedad. Por ello es necesario plantearse nuevos modelos capaces de asumir el cambio.
Todo comienza en el suelo
El suelo es un recurso frágil que necesita de cientos a miles de años para formarse. Depende de condiciones geoquímicas, climáticas y geográficas, entre muchas otras, para desarrollarse y puede acabar destruido en apenas una generación humana.
Con esto en mente, es bueno señalar que en los próximos 40 años se espera un aumento del 70% en la producción agrícola necesaria para sostener a toda la población.
Por ello es importante buscar soluciones integrales y que impliquen a todos los actores de la cadena alimentaria.
El entorno regulatorio es importante y la educación de estos actores es esencial, pero ninguna de las dos cosas es suficiente para alcanzar una velocidad de cambio adecuada que asegure la salud de los suelos y, por tanto, el futuro de la agricultura.
Si todo comienza en el suelo, todo termina en el consumidor.
El consumidor, pieza fundamental en el cambio de paradigma
Lo que realmente cambia la gestión de la agricultura a una velocidad suficiente es la presión del consumidor final y la actitud de las empresas frente ello.
La búsqueda de la salud, el respeto por el medioambiente y el sentido de propósito de la marca destacan por su evolución en la mente del consumidor, promoviendo esta presión social.
Así, la gestión de la agricultura cambia rápidamente bajo la presión de los distribuidores. ¿Qué quiere decir esto? Que la iniciativa privada tiene el poder de cambio en sus manos ya que debe liderar el cambio de paradigma trabajando para los clientes finales.
La gestión política ya no es suficiente.
Con la idea clara de que la gestión de los recursos como el suelo, o el agua, no son renovables, porque el nivel de consumo no permite su regeneración, es hora de apostar por nuevas estrategias que reduzcan la huella humana en el mundo natural:
- Promover la gestión preventiva del medioambiente y de la agricultura con productos bio sin residuos frente al uso de químicos paliativos.
- Desarrollar la digitalización para reducir la complejidad en la gestión de las nuevas soluciones de precisión personalizadas.
- Racionalizar el uso de productos en la agricultura y el uso de recursos naturales.
Nuevas dimensiones del cambio
En estos nuevos modelos asociados al cambio las competencias biológicas aportan una ventaja competitiva de valor incalculable.
Teniendo todo esto en cuenta, vemos que el cambio de paradigma se desarrollará sobre las siguientes dimensiones:
- El crecimiento de modelos de negocio basados en plataformas que aceleran los descubrimientos científicos.
- El uso de tecnologías digitales para desarrollar productos y servicios más personalizados y específicos.
- La digitalización para ayudar a reducir la complejidad de su gestión.
- El fomento de nuevas relaciones y ecosistemas entre los distintos actores de la cadena y los entornos innovadores
En este cambio de paradigma el impacto que cada eslabón de la cadena provoca es mucho mayor que el que se le atribuía a su rol específico de forma tradicional. En otras palabras, cada una de estas dimensiones afecta a la sociedad de forma íntima y profunda.
Es hora de reconocer el potencial y la responsabilidad que tiene cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria para dar una respuesta a la sociedad y ofrecer a los consumidores una alimentación sostenible y una mejor calidad de vida a través de prácticas que gestionamos en el día a día, desde el origen: el campo.
La forma de hacerlo es impulsar cada una de estas dimensiones del cambio y actuar de forma interconectada para conseguir una transformación hacia un sistema agroalimentario más eficiente, inclusivo, resiliente y sostenible.