Más responsabilidad para las empresas adheridas al SCRAP
Nuestro partner Sigfito advierte: las empresas no pueden limitarse solo a la simple adhesión al SCRAP, sino que ha de haber una concienciación del compromiso. Hasta hace poco, las empresas envasadoras que se adherían a un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) podían cumplir con la normativa gestionando los envases puestos en el mercado a través de este sistema. Sin embargo, la normativa ha evolucionado y ahora se exige que estas empresas asuman más obligaciones y un papel más activo en el cumplimiento de la RAP y de los objetivos indicados en la normativa. Así, la responsabilidad ya no recae únicamente en el SCRAP; el productor del producto también debe involucrarse directamente en la consecución de los objetivos para evitar posibles sanciones.
La aprobación del nuevo RD de Envases y Residuos de Envases introduce una obligación compartida: tanto el SCRAP como la empresa envasadora son responsables de garantizar que se cumplan los porcentajes de reciclaje establecidos. Esto implica que las empresas ya no pueden limitarse a la simple adhesión al SCRAP; deben supervisar activamente que las metas se están alcanzando y, en caso contrario, asumir las consecuencias legales. Es fundamental que las compañías se conciencien de que su compromiso va más allá de una simple adhesión administrativa. En 2025, según la normativa, los objetivos de reciclado total deben alcanzar un mínimo 65%; por materiales, se exige que los plásticos alcancen una ratio del 50%, el 70% en metales ferrosos, el 50% en aluminio y 75% del papel cartón.
Cuando una empresa decide adherirse a un SCRAP, es esencial que evalúe cómo se gestionarán sus envases y si el sistema ofrece garantías suficientes para el cumplimiento de las normativas, y si conoce en profundidad las casuísticas del sector agropecuario. Las empresas deben exigir al SCRAP transparencia y un plan claro de gestión que les permita saber cómo se procesarán los envases generados y la trazabilidad de los residuos.
Por tanto, el panorama actual requiere que las empresas envasadoras no solo conozcan bien sus obligaciones legales, sino que también comprendan que la sostenibilidad de sus productos y su impacto ambiental dependen de su implicación directa en la gestión de los residuos.