Nuestros compañeros Salvador Calvet y Sara Ibáñez participan en el preocupante diagnóstico que hace El Español tras el verano que nunca olvidaremos
Sería complicado precisar si, lo que estamos viviendo en la actualidad, representa para los ingenieros agrónomos el reto más exigente que jamás haya enfrentado nuestra profesión. Todos estamos un poco asustados por el alcance de los termómetros este verano, pero más allá de las limitaciones físicas y las molestias que impone este agobiante calor que aún nos acompaña, están las consecuencias del cambio climático, que cada vez se hacen más patentes en la producción agrícola. Cosechas que se echan a perder, otras que sufren mermas de hasta el 80%, falta de agua… parece que vivamos un escenario preapocalíptico.
Por eso, es más necesario que nunca un esfuerzo de nuestro colectivo para, primero explicar qué es lo que está pasando y, después, qué es lo que se debe de hacer para mitigar los efectos y adaptarnos a la nueva situación. Es evidente que tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos para conseguir soluciones rápidas a un problema que gana magnitud y genera una preocupación cada día mayor.
Los problemas ya están aquí, y genera titulares tan impactantes como este: El calor extremo siembra la próxima crisis del hambre. El verano que se nos cayó la venda. Lo más preocupante es que no está escrito a partir de opiniones de indocumentados, sino que quienes lo han elaborado han acudido a fuentes solventes, entre ellas dos doctores ingenieros agrónomos: nuestros compañeros Salvador Calvet y Sara Ibáñez.