¿Por qué es importante prevenir la clareta en cítricos?
- 5 factores que podrían influir en la aparición de la clareta son: la baja asimilación de calcio, el grosor de la corteza, el envejecimiento de la piel, el estrés hídrico y la sensibilidad varietal.
¿Cómo saber si el fruto sufre clareta? Los efectos visibles de la clareta en cítricos pueden observarse, a simple vista, cuando el fruto alcanza la madurez, pero ya son detectables ocho días tras producirse el cuajado. La clareta o creasing de los cítricos es una alteración o desorden fisiológico (fisiopatía), caracterizada por la formación de fisuras en el albedo (parte blanca interior de la corteza de los cítricos), con un nivel elevado de incidencia en la producción citrícola (10%-35%) (DeMiguel, 2020).
Dado que el grado de afección de la clareta en cítricos es muy variable, nuestro partner LIDA Plant Research, exponen los cinco de los factores que podrían influir en su aparición:
1_ Baja asimilación del calcio La asimilación de calcio, de forma natural en la planta, se produce con el movimiento de savia ascendente que depende, en gran parte, de la evapotranspiración del cultivo: si la planta transpira mucho, hay movilidad de savia y el calcio se transloca y viceversa (siempre que haya calcio disponible y asimilable en el suelo).
Así pues, sabiendo que en frutos con clareta se encuentra una menor concentración de calcio en el albedo (Jones et al., 1967), nos encontramos un factor climático, ya que primaveras húmedas van a causar que la transpiración sea notablemente inferior que, en una primavera más seca, siendo un factor de riesgo en la aparición de clareta. Para una óptima absorción de calcio es posible complementar con Boro, que mejora el transporte de calcio y aumenta la estabilidad de este nutriente en la lámina media de la pared celular, si bien, un exceso de boro en el suelo puede reducir la asimilación de calcio por esta misma vía (antagonismo). En casos en los que el calcio en el suelo presente problemas de absorción como los citados, las aplicaciones de calcio por vía foliar pueden ser una alternativa muy eficaz para la corrección de estas deficiencias.
2_ Grosor de la corteza Una corteza más fina es un factor de riesgo de mayor incidencia de clareta. Algunos factores que pueden influir en el grosor de la corteza son: climáticos, varietales, nutricionales y por la influencia del patrón sobre la variedad (patrones vigorosos suelen proporcionar mayor grosor a la corteza).
A nivel nutricional, el nitrógeno es uno de los nutrientes que más influye. Siendo que deficiencias de este nutriente causan cortezas muy finas, mientras que los excesos pueden causar antagonismos con el boro y el molibdeno. El molibdeno es también un nutriente importante, pues se trata de un elemento que participa en la síntesis de las pectinas de la pared celular. Puede ser determinante en la aparición de la clareta en determinadas localizaciones (Bower 2004). Este elemento presenta deficiencias en suelos ácidos o cuando se presenta un exceso de nitratos.
3_ Envejecimiento de la piel Una parte del proceso de la maduración del fruto consiste en un aumento de la actividad de la enzima pectinmetilesterasa. Que degrada las pectinas de la pared celular. Esta destrucción del tejido produce un agravamiento de la fisiopatía que va empeorando con el tiempo. Tal envejecimiento de la piel puede acelerarse, aumentando la gravedad de los daños, si las condiciones meteorológicas lo favorecen, como ocurre con inviernos suaves y húmedos (Jones et al., 1967).
Para corregir este factor de riesgo, se recomiendan aplicaciones foliares de calcio en fases tempranas del ciclo de cultivo (floración-cuajado)..
4_ Estrés hídrico además de aumentar la actividad pectinasa, aumentando la degradación de la pared celular, el estrés hídrico, especialmente cuando hay:
- Variaciones del nivel de humedad en periodos cortos de tiempo,
- Tensiona el fruto a nivel mecánico, debido a que este se “deshincha” y “rehincha”.
El manejo del riego es, por tanto, clave en el control de esta fisiopatía.
5_ Sensibilidad varietal A nivel de especie, en general, las naranjas suelen ser más sensibles que las mandarinas y éstas más que los pomelos y limones. A nivel varietal, las navel tempranas suelen ser sensibles, siendo las blancas y las sanguinas de sensibilidad media y, finalmente, las navel tardías poco sensibles.
Las clementinas no suelen ser muy sensibles. Aunque algunas variedades en las que se retrasa la recolección pueden verse gravemente afectadas, especialmente si el invierno es suave y lluvioso. Añadir que los híbridos de mandarina no son muy sensibles.