¿Quién está detrás del éxito de los vinos valencianos en la Guía Parker?
En su más reciente publicación, la prestigiosa guía vinícola The Wine Advocate, fundada por Robert Parker, ha otorgado 96-97 puntos al Simeta 2023 de Javi Revert. En el mismo rango de excelencia, también con 96 puntos, se sitúan el Casa Labor 2023 de Rafa Cambra i el Ferrero i Senís La pebrella 2023 de Celler del Roure, bodega que comanda Pablo Calatayud, mientras que La mujer Caballo tinto 2022 de Fil·loxera & Cia., dirigida por Juan Llobell, alcanza los 92 puntos. Pero, más allá de producir vinos instalados en la excelencia en la zona de Les Terres dels Alforins, ¿qué tienen en común Revert, Cambra, Calatayud y Llobell? Todos ellos son ingenieros agrónomos. De su mano analizamos las claves de su trabajo y su papel en la configuración del territorio.
Pablo Calatayud, de Celler del Roure, subraya la relevancia de su formación como ingeniero agrónomo en el desarrollo de su bodega: “Nuestra formación sirve de mucho, de muchísimo. Celler del Roure empezó desde cero y la carrera me permitió manejar herramientas como los teodolitos, cálculos de hidráulica, electrificación y construcción. Todas las asignaturas, desde fito y cultivos hasta economía, me han servido de algo. Debo mucho a la escuela y tengo muy buenos recuerdos de aquellos años del 86 al 92”. Este enfoque integral, que abarca desde aspectos técnicos hasta estratégicos, ha sido una constante en el éxito de los agrónomos en la región.
Joan Llobell, de Fil.loxera & Cia., destaca el valor de la visión integral que aporta la carrera: “Más de la mitad de los bodegueros puntuados por encima de 90 en la Guía Parker en Alforins somos ingenieros agrónomos. Tenemos una visión global que combina la formación ómica y enológica con la capacidad de controlar procesos, diseñar bodegas y manejar la economía empresarial. En todas las bodegas punteras, los que estamos al frente somos ingenieros agrónomos, y eso es un dato clarísimo”.
Por su parte, Javi Revert conecta su pasión por la viticultura con sus raíces familiares en la Font de la Figuera: “Mis abuelos eran agricultores y yo crecí ayudándolos en la viña. Siempre tuve claro que quería dedicarme a esto. La carrera de ingeniero agrónomo fue una salida natural, motivada también por el consejo de Salvador López Galarza, un buen amigo de mi padre que es ingeniero agrónomo. Creo que la carrera te da unas bases muy buenas. Para mí es mucho más importante la base o la formación que te da la carrera de ingeniero agrónomo que cualquier otra”. Revert añade que la formación no solo le ofreció una base técnica sólida, sino también una conexión emocional con el legado de su familia.
La contribución de los ingenieros agrónomos al paisaje
Pablo Calatayud reflexiona sobre la importancia de los agrónomos en el mundo rural: “Era Díez Cisneros quien decía que el ingeniero agrónomo era tan necesario como el médico de cabecera. En Alforins cultivamos cuatro mil hectáreas de viña en tres municipios; el vino puede dar sentido a la agricultura y potenciar la economía local, pero requiere esfuerzo, talento y conocimiento. Durante la gestación de Celler del Roure, trabajé como ingeniero agrónomo municipal en Moixent y Fontanars dels Alforins, colaborando con el COIAL y los ayuntamientos”. Esta contribución técnica y estratégica ha sido fundamental para la consolidación de Alforins como una región de referencia en la viticultura española.
Rafa Cambra, por su parte, destaca la singularidad del paisaje de Alforins: “Es un paisaje cuidado, con pocas tierras abandonadas y una veintena de bodegas privadas donde antes había cinco o seis. Tenemos un Mediterráneo fresco con influencia continental y una pluviosidad históricamente alta que aporta frescura, algo que también favorece el bosque que nos rodea. Alforins combina la entrada a la meseta con el clima mediterráneo, algo que marca una diferencia. Hay zonas donde hay espalderas de secano, algo impensable en otras regiones sin riego”. Esta riqueza natural no solo es un valor estético, sino también un recurso clave para la producción de vinos de alta calidad.
Gente haciendo bien las cosas
Joan Llobell enfatiza la consistencia de la calidad de los vinos de la región: “La cantidad de bodegas con vinos de niveles altos que se mantienen año tras año demuestra que esto no es una flor de un día. Hay un nivel importante de calidad y gente haciendo las cosas muy bien. Eso se refleja en los resultados y en la reputación de la zona”. Esta consistencia no solo impulsa la confianza de los consumidores, sino que también consolida la posición de Alforins en el mapa enológico global.
Pablo Calatayud vincula la evolución de sus vinos con el estudio de variedades autóctonas: “El criterio de la Guía Parker ha cambiado; ahora se valora que los vinos reflejen un lugar y su historia, que sean genuinos, intensos, finos y elegantes. Nuestros vinos han ido evolucionando a medida que entendíamos nuestras variedades autóctonas, especialmente las antiguas”. Esta evolución refleja un enfoque en la autenticidad y el respeto por el patrimonio local.
Rafa Cambra también destaca el papel de las bodegas en el desarrollo regional: “Las bodegas que tiran del carro incrementan el prestigio de la zona, lo que permite ampliar el abanico de precios y mercados. A pesar de los retos climáticos, todos tenemos la responsabilidad de empujar a la zona hacia adelante. Es perentorio revitalizarnos, a pesar de los últimos años de baja pluviometría, y enfrentar retos como el mosquito verde, que ha generado mayores costos”. Cambra enfatiza que el trabajo conjunto de las bodegas es clave para superar las adversidades y mantener la competitividad de la región
Para Javi Revert, “la revolución de Alforins viene de la gente, de su inquietud por hacer cosas interesantes, explorar variedades, suelos y paisajes. El potencial siempre estuvo ahí, pero había que buscarlo y ponerlo en valor”. Y considera que para dedicarse a esto “tienes que tener mucha pasión, mucha ilusión.”. Pero no basta con eso: “Para alcanzar la excelencia también necesitas formación y experiencia”.
La Guía Parker
Pablo Calatayud recuerda cómo su Les Alcusses 2000 marcó un hito: “Tuvo 91 puntos Parker y se armó bastante revuelo. Desde entonces, hemos seguido intentando hacer bien nuestro trabajo y los vinos han recibido buenas puntuaciones, no sólo de Parker”. Este reconocimiento no solo significó un logro personal, sino que también puso a Alforins en el radar internacional.
Joan Llobell resalta la importancia de la Guía Parker para Fil.loxera & Co.: “Llevamos ocho años consecutivos apareciendo en la guía. Esto es fundamental para entrar en el mercado americano y europeo, ya que permite que nuestra singularidad, basada en variedades locales y un enfoque romántico, sea valorada. Salir en esta guía te abre muchas puertas a nivel internacional”. La presencia constante en esta prestigiosa guía refuerza la reputación de calidad y autenticidad de los vinos de la región.
Búsqueda de los mejores terrenos y falta de agua
Para Javi Revert, la prioridad es el viñedo: “Realmente, el foco de mi trabajo es el viñedo, no la bodega. Para mí, lo más importante es producir las mejores uvas posibles, buscar los mejores lugares, los mejores suelos, y para eso tengo que viajar mucho, conocer muchos lugares del mundo, visitar muchas bodegas y ver dónde realmente de mi zona puedo alcanzar o puedo elaborar los mejores vinos”.
Por eso concede tanto valor al suelo: “Quiero buscar esos lugares y plantar viña, no solamente dar valor a una viña porque sea vieja y tenga 100 años. Yo soy de la opinión que es mucho más importante buscar el lugar, plantar el viñedo y trabajar esa viña para producir una uva de alta calidad que me permita producir los vinos que aspiro a producir”.
Rafa Cambra estima que el secano ha marcado también “el paisaje dels Alforins y la referencia característica de nuestra viticultura. Creo que si aquí hubiera más agua había otro tipo de cultivos, habría más industria, más chalets, y el secano ha provocado la austeridad de la zona”.
Pera también reflexiona sobre el reto del agua en una región de secano: “Desde hace 2.500 años somos de secano, pero los últimos años de sequía han sido drásticos. Quizás haya que incorporar el riego de socorro para ciertos suelos y evitar la pérdida de plantas. El secano ha marcado nuestra identidad, pero también su austeridad. Hay que encontrar un equilibrio para enfrentar el cambio climático y garantizar la supervivencia de la viticultura. Estudiar la viabilidad de embalses o pozos más profundos podría ser clave para garantizar el futuro”.