Partners21/02/2025

Seleccionando hongos y bacterias: cómo se encuentran y entrenan los gladiadores del suelo

Los microorganismos están cambiando la forma en que se entiende la fertilización agrícola. Hongos y bacterias seleccionados y desarrollados con precisión científica están demostrando ser aliados imprescindibles para optimizar la absorción de nutrientes, combatir patógenos y reducir la dependencia de fertilizantes químicos. En Timac Agro, esta apuesta por la innovación en microbiología aplicada al suelo es ya una realidad consolidada.

«Nuestro objetivo es dar vida al suelo, reducir la cantidad de fertilizantes aplicados y evitar la compactación del terreno. Apostamos por microorganismos propios, cepas específicas diseñadas para mejorar la sanidad del cultivo y optimizar la absorción de nutrientes», explica Íñigo Calvo, director regional de Timac Agro en Valencia y parte de Alicante.

Una línea de trabajo intensificada hace una década

Timac Agro lleva cuatro décadas apostando por la investigación en microbiología agrícola. «Desde hace casi 40 años desarrollamos y trabajamos con microorganismos propios. Sin embargo, en los últimos diez hemos intensificado esta línea de trabajo, en parte debido a los cambios normativos que han restringido el uso de fertilizantes y fitosanitarios convencionales. Hemos visto la oportunidad de aportar soluciones innovadoras y sostenibles», asegura Calvo.

Nuestro partner ha establecido alianzas estratégicas con universidades y centros de investigación para desarrollar microorganismos con aplicaciones concretas en agricultura. «Colaboramos con entidades como la Universidad de Salamanca o la Universidad Pública de Navarra, y a partir de ahí seleccionamos los microorganismos más adecuados para cada situación. No es un proceso improvisado, es una metodología científica rigurosa», señala Íñigo Calvo.

De la naturaleza al laboratorio y al campo

El desarrollo de nuevas cepas sigue un proceso meticuloso. «Primero, identificamos en la literatura científica y en estudios previos los microorganismos que podrían ser útiles. A partir de ahí, seleccionamos y aislamos cepas naturales con características específicas, como Bacillus subtilis, Bacillus amyloliquefaciens o Trichoderma harzianum», explica Calvo.

Una vez identificadas, las cepas se someten a pruebas en condiciones controladas de laboratorio. «Simulamos el entorno en el que tendrán que vivir, ajustamos humedad, temperatura y tipo de suelo, y las exponemos a diferentes factores de estrés para evaluar su capacidad de adaptación y eficacia», añade el director regional de Timac Agro en Valencia. El siguiente paso es la validación en entornos semi-controlados, como invernaderos o cultivos experimentales en maceta. «Aquí comprobamos si los resultados de laboratorio se mantienen en condiciones reales. Solo después de superar esta fase llevamos el microorganismo a campo abierto para su prueba definitiva. Es un proceso largo, pero garantiza que las cepas que comercializamos sean realmente efectivas».

Beneficios directos para los cultivos y el suelo

Los microorganismos desarrollados por Timac Agro cumplen distintas funciones según su especie y aplicación. Algunas cepas tienen un efecto sanitario, protegiendo las raíces de enfermedades causadas por hongos de suelo. Otras optimizan la absorción de nutrientes y ayudan a reducir la sobrefertilización, lo que evita problemas de salinización y mejora la sostenibilidad del cultivo.

Un ejemplo reciente de aplicación es el uso de Trichoderma en la Comunidad Valenciana para mitigar los efectos de la asfixia radicular causada por inundaciones. «La reciente DANA ha provocado graves problemas en los cultivos, especialmente en los sistemas radiculares. Estamos trabajando con cepas específicas que favorecen la recuperación del sistema vascular y ayudan a las plantas a sobrevivir a estas condiciones extremas», subraya Íñigo Calvo.

Microorganismos entrenados para resistir

El desarrollo de microorganismos no se limita a su selección y reproducción. «Nuestra labor no solo consiste en encontrar cepas eficaces, sino en entrenarlas para que sean aún más resistentes. Los sometemos a condiciones de estrés para seleccionar las más adaptadas y garantizar que funcionen bien en cualquier situación», destaca el director regional de Timac Agro.

Las bacterias y hongos seleccionados se conservan en condiciones específicas de humedad y temperatura hasta su aplicación. Dependiendo del tipo de microorganismo, su conservación puede ser en suspensión líquida o en estado sólido, siempre protegidos con formulantes y materia orgánica que garantizan su viabilidad hasta el momento de la aplicación.

Una vez en el suelo, estos microorganismos comienzan a actuar de inmediato y pueden completar su ciclo de reproducción en cuestión de horas. En el momento en que entran en contacto con el entorno adecuado, empiezan a trabajar, lo que provoca una mejora de la estructura del suelo y facilita la absorción de nutrientes.

El papel esencial de los ingenieros agrónomos

En Timac Agro, la investigación y el desarrollo de estos productos innovadores no sería posible sin un equipo de ingenieros agrónomos altamente capacitados. Según Calvo, «en España contamos con más de 200 técnicos en campo, la inmensa mayoría de ellos ingenieros agrónomos, que asesoran a agricultores, cooperativas y empresas agrícolas. Su labor es clave para implementar estas soluciones en el día a día del campo”.

El trabajo de los ingenieros agrónomos no se limita al asesoramiento. «También tenemos equipos especializados en el desarrollo de productos, donde los ingenieros agrónomos colaboran con biólogos, químicos y bioquímicos para diseñar formulaciones eficientes y adaptadas a las necesidades de los cultivos».

La importancia del suelo en la agricultura del futuro

El suelo es el recurso más valioso del agricultor, y su conservación es fundamental para garantizar una producción sostenible. «El suelo no se puede cambiar. Podemos modificar los cultivos, pero el suelo es el mismo y debemos cuidarlo. Por eso apostamos por soluciones que mejoren su estructura y lo hagan más fértil sin necesidad de recurrir a fertilizantes sintéticos en exceso», detalla el director regional de Timac Agro.

El uso de microorganismos se perfila como una de las herramientas clave para lograr este objetivo. «El futuro de la agricultura pasa por conocer mejor el suelo, entender sus necesidades y trabajar con la naturaleza en lugar de contra ella. La investigación en microbiología aplicada es una de las vías más prometedoras para conseguirlo», concluye Íñigo Calvo.